Catherine Ashton: "Dios mío, qué pregunta. De los catalanes no voy a hablar"

DESAYUNO INFORMATIVO DE LA VICEPRESIDENTA DE LA COMISIÓN EUROPEA, CATHERINE ASHTON

DESAYUNO INFORMATIVO DE LA VICEPRESIDENTA DE LA COMISIÓN EUROPEA, CATHERINE ASHTON / ms

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La alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Seguridad, la británica Catherine Ashton, ha declinado expresamente contestar este jueves, en un desayuno informativo en Madrid, las preguntas sobre la consulta soberanista en Catalunya. "Ay, Dios mío, qué pregunta", ha respondido entre risas la vicepresidenta del Ejecutivo comunitario, tras lo que ha zanjado: "De los catalanes no voy a hablar".

Ashton ha eludido así, en el acto organizado por Nueva Economía Forum, responder a la cuestión de cómo se explica que británicos y escoceses puedan decidir sobre su independencia y no puedan hacerlo los catalanes. A su lado, se encontraba, sonriente, el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

Respuesta al 'premier' británico

El titular de Exteriores, por su parte, ha replicado al primer ministro británico, David Cameron, que ha emplazado al presidente del Gobierno, <strong>Mariano Rajoy, </strong>a permitir la consulta en Catalunya igual que él dejará que se lleve a cabo en Escocia. García-Margallo ha recordado que "cada país tiene un ordenamiento constitucional interno" y mientras que el Reino Unido no tiene una constitución escrita, "y la decisión de Cameron puede ser correcta desde el punto de vista interno", en el caso español la Constitución habla de la "indivisibilidad de España".

El jefe de la diplomacia española ha advertido de que, si bien Cameron puede considerar que permitir la consulta en su territorio se adecúa a su ordenamiento, en el caso del Estado español, la Constitución deja claro que "la soberanía reside en el pueblo español en su conjunto, y no en una parte del pueblo español" y habla de la " unidad e indivisibilidad" de España.

Además, según Margallo, esta no es una fórmula original porque "el resto de constituciones europeas tienen la misma declaración" y "en el resto del mundo el reconocimiento del derecho a la secesión unilateral solo estaba recogido en la antigua Yugoslavia y en la URSS".

"Para Escocia los obstáculos serían menores, para Cataluña insalvables"

El ministro también ha querido avisar de que este ordenamiento propio de cada estado miembro de la UE "es el que determina las consecuencias en el ordenamiento europeo" y que cualquier territorio --"sea la fórmula que escoja, una declaración unilateral o pactada"-- queda automáticamente excluido de la UE.

En este marco, ha recordado que cualquier nuevo ingreso en la UE se debe votar "por unanimidad" de sus estados miembros, y "si bien en el caso de Escocia, Reino Unido acepta y los obstáculos serían menores, en una declaración unilateral de independencia los obstáculos serían absolutamente definitivos. "El adiós a España supondría adiós a Europa", ha insistido.

Apuesta por una solución pactada dentro de España

Margallo también ha querido lanzar un mensaje conciliador hacia el catalanismo y ha recordado que Catalunya es "una pieza importantísima de España en términos políticos, sociales y económicos".

Por este motivo, se ha mostrado convencido de que hay que buscar "un acomodo que esté de alguna manera disminuyendo esa presión" y que se encontrará "identificando y solucionando los problemas en discusión, pero nunca rompiendo la baraja, dando el portazo, sino buscando dentro de casa una vida que sea cómoda para todo el resto".

Una Catalunya independiente perdería hasta un 25% del PIB

La otra cara de la moneda, según Margallo, sería el desastre económico para Catalunya porque los informes de que dispone el Gobierno --ha citado JP Morgan, Societé Générale y los estudios propios de la Dirección General de Relaciones Económicas de Hacienda-- "evalúan la caída del PIB de entre un 20% y un 25%" ya que, "al quedar excluida de la UE, quedaría fuera del mercado interior con lo que ello supone".

Además, según el ministro, "desde un punto de vista de identidad catalana", Catalunya "cobra conciencia de lo que es su identidad cuando es la Marca Hispánica mirando a Europa, en la Europa carolingia". Con la independencia, ha concluido, "por primera vez en la historia daría la espalda a Europa y quedaría aislada de un continente al que pertenece desde hace más de 1.000 años".