La CUP da el salto

«Hacemos las cosas a fuego lento y poco a poco».Así explican en la Candidatura d'Unitat Popular (CUP) su decisión de concurrir, 25 años después de inscribirse como partido político y tras curtirse en el ámbito municipal, a las elecciones al Parlament. ¿Por qué justamente ahora? La coyuntura política y social, dicen, ha acelerado un proceso que empezó a debatirse hace dos años en asamblea. Intentan evitar que CiU se apropie de la bandera soberanista.«La independencia no es un proyecto de derechas»,subraya David Fernández, cabeza de lista de la CUP por Barcelona.

Al no ser un partido político convencional -«no tenemos aparato y nuestros instrumentos son los propios de los movimientos sociales»,detalla Fernández-, no cuentan con sondeos que les den pistas sobre el resultado que van a obtener el 25-N. Sin embargo, en la CUP se muestran muy confiados en lograr, como mínimo, un diputado por la circunscripción de Barcelona. Solo hace falta detenerse en las pasadas municipales averiguar el porqué de tanto optimismo. De los 20 concejales logrados en los comicios del 2007 pasaron a 101, y consiguieron cuatro alcaldías: Arenys de Munt (Maresme), Celrà (Gironès), Navàs (Bages) y Viladamat (Alt Empordà). En este último municipio consiguieron su primera mayoría absoluta.

Electores desencantados

La CUP quiere pescar en aguas de la izquierda y del independentismo más comprometido socialmente. Un filón son los desencantados con ERC, sobre todo después de la mano tendida de los republicanos alpresident, Artur Mas. Aunque también buscarán convencer a los que optan por la abstención. Parten de la teoría de que el hastío de los ciudadanos es una forma de protestar contra los políticos tradicionales.«La desafección política no existe»,sostiene el candidato por Barcelona.

En su programa, a parte de la reivindicación soberanista, abogan por una regeneración profunda de la democracia.«La democracia está en manos de los hombres de negro y nos negamos a asumir que el futuro de nuestros hijos y de nuestros mayores será peor; nos negamos a acatar este régimen de gánsteres con corbata que nos dicen cómo debe ser este país»,resume Fernández.

Una idea de las políticas que impulsarán si consiguen un escaño puede extraerse de sus iniciativas en los municipios. En Viladamat, una de las primeras medidas de su alcaldesa, Irene Palol, fue convocar un referendo sobre la creación de un nuevo polígono industrial que gestionó su predecesor en el cargo y cuyo rechazo suponía pagar 128.000 euros al constructor, informaFerran Cosculluela.El pueblo tumbó el proyecto. «En los presupuestos también hemos intentado ser más participativos. Este año hemos explicado a los vecinos el porqué de todas las partidas»,añade. No obstante, Palol reconoce que en un municipio como el suyo, con 458 habitantes, es más fácil abrir las puertas del consistorio. En Sant Celoni (Vallès Oriental), donde está en la oposición, la CUP promovió otro referendo, que también ganó, para paralizar la construcción de 1.270 viviendas en un paraje natural por el impacto demográfico y ecológico. La CUP estuvo detrás de la denuncia contra el exdirector del Institut Català de la Salut Josep Prat Domènech por sus presuntas irregularidades en empresas públicas y privadas sanitarias. Si llegan al Parlament, se han comprometido a rebajar el sueldo que les correspondería.«Como máximo, aceptaremos 1.500 euros al mes»,subraya Fernández.