CÓNCLAVE DE LOS SOCIALISTAS CATALANES

Montilla culpa ahora al PSOE de haber contribuido al fiasco electoral del PSC

Los miembros del consejo nacional del PSC ovacionan a Montilla, ayer en Barcelona.

Los miembros del consejo nacional del PSC ovacionan a Montilla, ayer en Barcelona.

NEUS TOMÀS / Barcelona

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José Montilla detalló ayer ante el consejo nacional del PSC la conjunción de elementos que, según su diagnóstico, ha contribuido a que los socialistas catalanes regresen a la oposición tras ostentar durante siete años la presidencia de la Generalitat. El primer secretario entonó de nuevo el mea culpa pero repartió también responsabilidades a diestro y siniestro. En el flanco derecho, acusó a CiU de haberse aplicado en intentar «deslegitimar» el Govern y reconoció que, aunque estaban en su derecho, los medios conservadores han ayudado a empeorar la imagen de su Gabinete. Y en el izquierdo no salvó a nadie. Al PSOE le reprochó su hostilidad hacia el tripartito y le echó en cara que durante esta legislatura no haya arrimado más el hombro. Esquerra e Iniciativa recibieron su parte porque, en vez de pensar en clave de país, se han dedicado a defender, desde los despachos institucionales, sus respectivos intereses partidistas. Tanto el discurso de Montilla como las intervenciones posteriores tuvieron mucho de catarsis, personal y colectiva, con un diagnóstico que, con más o menos entusiasmo, pueden compartir las distintas sensibilidades que todavía conviven en el seno del partido.

40 INTERVENCIONES / Fueron casi seis horas de reunión con más de 40 intervenciones, la mayoría para repetir lo que el primer secretario reconoció sin ambages: al PSC le ha fallado la comunicación, y la gestión, sin un relato que le dé sentido, está condenada al fracaso. Entre las pocas ausencias, la más destacada fue la de la ministra de Defensa, Carme Chacón. Y entre las intervenciones más esperadas, la de Montserrat Tura, quien, sin citar explícitamente la discusión sobre la conveniencia de tener grupo propio en Madrid, afirmó que los debates más «mediáticos» no han hecho perder las elecciones al PSC y atribuyó el fiasco a que el partido no ha sabido responder a las inquietudes reales de los ciudadanos. Su receta consiste en preservar la cohesión social, reforzar el perfil municipalista, mostrar un partido más abierto y «redefinir relaciones» con el PSOE para avanzar hacia una España federal.

FUEGO AMIGO / Después de semanas exhibiendo fraternidad con el PSOE y subrayando los logros obtenidos gracias a la colaboración entre ambas fuerzas políticas, ayer Montilla se soltó y dijo lo que, posiblemente, hacía tiempo que pensaba pero que no había verbalizado en público ya fuese por temor a las consecuencias o por falta de osadía.

Primero recordó que el PSOE intentó frustrar la reedición del tripartito: «Hubo hostilidad e incomprensión aquí, en nuestra casa, y fuera de nuestra casa por parte de nuestros adversarios políticos y por parte de nuestros amigos políticos». Seguramente a más de uno le vino a la memoria la conversación, nunca desmentida, en la que José Luis Rodríguez Zapatero se habría comprometido con Artur Mas a facilitarle el acceso a la presidencia.

Montilla prosiguió en su lamento: «El Gobierno del PSOE, en las cosas relevantes, no nos lo ha puesto fácil». Las cosas relevantes a las que se refería son la financiación, las negociaciones de los traspasos y el debate sobre la sentencia del Estatut, y subrayó que, aunque al final todas esas carpetas se han cerrado con acuerdos positivos para Catalunya, «el proceso negociador ha sido tan agotador que ha provocado un desgaste tanto al PSC como al PSOE». «No hemos sabido hacerlo bien, ni nosotros ni el Gobierno central», admitió.

El primer secretario confirmó que el congreso que escogerá a la nueva dirección se celebrará en otoño. Prometió que será un cónclave «abierto y plural» y subrayó que antes la prioridad deben ser las municipales. Su resultado, pronosticó como aviso a los alcaldes con aspiraciones, también «favorecerá o debilitará liderazgos».