Pleno de investidura

El PP defiende que el concierto económico no es posible sin reformar la Constitución: "Con 68 'síes' no puede cambiar la forma del Estado"

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Pleno del Parlament para la investidura de Salvador Illa, intervención de Alejandro Fernández (PP)

Pleno del Parlament para la investidura de Salvador Illa, intervención de Alejandro Fernández (PP) / Jordi Otix

Gisela Boada

Gisela Boada

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La investidura de Salvador Illa sigue, de momento, su curso habitual, pese a que la tensión por la reaparición y fuga de Carles Puigdemont protagoniza el pleno en el que se votará al futuro president de la Generalitat socialista. Sobre este asunto, el líder del PP, Alejandro Fernández, se ha limitado a tildar de "espectáculo lamentable" lo sucedido este jueves y ha decidido centrar su intervención en el pleno en la crítica a los acuerdos alcanzados entre PSC, ERC y Comuns para la investidura de Illa.

Los populares han dejado claro, ya desde la campaña electoral, que sus rivales siempre han sido los partidos independentistas y, por ello, aunque discretamente, tras los comicios dejaron la puerta abierta a un posible pacto con el PSC, que los socialistas descartaron desde el principio al necesitar además los votos de Vox.

Por eso, Fernández ha iniciado su discurso recordando a Illa que, tras las elecciones generales, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, rechazó la propuesta de Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP y líder de la oposición, de vertebrar una mayoría en el Congreso que "acabara con el 'procés'". El presidente del PP catalán ha reprochado al PSOE que priorizara "un pacto de convivencia progresista con Junts y ERC", optando por tener como "socios", en palabras de Fernández, a los partidos independentistas, quienes tienen ahora "la llave de la política española".

El PP niega la legalidad del consorcio

Con su habitual retórica bravucona con el PSC, Fernández ha comparado a Sánchez e Illa y los ha considerado "personajes políticos opuestos", pero con "las mismas ansias de poder", algo que les lleva, a su parecer, a aceptar pactos con los partidos independentistas. Si al presidente del Gobierno le ha criticado que aceptara la ley de amnistía que antes había negado, al candidato a la presidencia de la Generalitat lo ha acusado de dar luz verde a un concierto económico que "cambia la forma del Estado sin respetar las reglas del juego".

"No puede cambiar la forma del Estado por 68 'síes': el único cambio legal es iniciar una reforma de la Constitución", ha espetado el líder del PP con la mirada puesta en la bancada socialista. "Sea valiente y traiga la reforma al Congreso: no lo hará porque sabe que no tiene mayoría", ha añadido, al tiempo que ha recordado que España es "plurinacional" y que solo pueden hacerse retoques en el sistema de recaudación de impuestos que sean "aplicables a todas las comunidades autónomas". En este punto, ha recordado las dos "mejoras de financiación" de los años 1997 y 2001, impulsadas por "acuerdos entre todos", como ejemplo de "cambios constitucionales". "Defendemos mejorar la financiación de Catalunya", ha reconocido, "pero no rompiendo la idea de que la única forma es perjudicando al resto", ha zanjado.

Reproches por los acuerdos de investidura

Su intervención ha sido corta, pero suficiente para que el dirigente popular no escatimara ni una sola crítica a los dos pactos alcanzados entre PSC y ERC y Comuns para lograr la investidura del líder socialista. Una vez cerrada la carpeta de la financiación, Fernández ha despellejado prácticamente punto por punto cada uno de los acuerdos, los cuales considera que tienen la única finalidad de "conquistar el poder".

Así, las críticas han ido desde la "turismofobia" que a su parecer despiertan las regulaciones pactadas en referencia al control de cruceros -propuesta de los morados-, pasando por la Convención Nacional para la resolución del conflicto catalán -exigido por los republicanos- y terminando con las medidas pactadas en el ámbito de la lengua catalana: su vehicularidad y la creación de una Conselleria específica. "Asume punto por punto toda la retórica separatista sobre la lengua, que sostiene que la única forma de promoverlo es ir contra el castellano", ha sentenciado Fernández.