Opinión |
NADA ES LO QUE PARECE
Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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Ada Colau y el colmo del narcisismo

Ada Colau, en la preestrena d’‘El 47’, dimecres a la nit.  | MANU MITRU

Ada Colau, en la preestrena d’‘El 47’, dimecres a la nit. | MANU MITRU

Barcelona en Comú no hubiera conquistado nunca la alcaldía de Barcelona sin el liderazgo de Ada Colau, mujer carismática con altas dotes para arrastrar a las multitudes y para dar credibilidad a su discurso. A sus años de gloria tambiñen han contribuido sus adversarios al convertirla en el icono de los ataques de una cierta Barcelona que no supo ni sabe adaptarse al siglo XXI. Colau es una mujer de su tiempo y pertenece a una generación en la que el narcisismo es un componente esencial de la identidad personal. Son hijos de los hijos del 68 y han hecho de la emancipación una forma de vida y de ver la vida. Son la generación a la que se les ha dicho desde pequeños que en la vida van a poder ser lo que quieran ser, solo depende de su voluntad y de vencer a quienes se interponen en su camino. Son la generación que se preocupan casi más por las condiciones de trabajo que no por el salario. Son la generación que han visto como su formación no se revertía en empleos dignos y en viviendas adecuadas. Son la generación que han convertido el feminismo en una ideología y la felicidad en un derecho. Son una generación que en nombre del bien común ponen por delante sus derechos individuales. Colau ha sabido condensar esa forma de vida en un proyecto político que considera que ha fracasado por la brutalidad de sus adversarios, pero que en realidad no ha cuajado porque se basaba en sesudos modelos teóricos que nunca se habían aplicado y que se han demostrado ineficaces, e incluso contraproducentes, como se ha visto en el caso de la vivienda.

Todo el mundo sabe que Ada Colau no se va a pasar tres años en la oposición porque en esa posición no será el centro de atención. Todo el mundo sabe que mientras esté Colau, los Comuns no se pueden ni plantear entrar en el gobierno de Collboni. Todo el mundo sabe que nadie en Barcelona en Comú se atreve a hablar de esto porque los líderes carismáticos deciden incluso el momento y el destino de su sucesión. Recordemos a Pablo Iglesias con Yolanda Díaz, a Jordi Pujol con Artur Mas o Manuel Fraga con José María Aznar. Todo el mundo sabe que Colau se va para volver pero solo ella decidirá el cómo y el cuándo. De la ida y de la vuelta. Narcisismo.

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