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Terrorismo
Jesús A. Núñez Villaverde

Jesús A. Núñez Villaverde

Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).

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Yihadismo exprés y digital

Esta seria amenaza no se puede eliminar por vía militar y tampoco las fuerzas de seguridad pueden hacer más que vigilar las redes, tratando de abortar posibles atentados y de detectar a quienes ya han entrado en un proceso de radicalización

La amenaza de Estado Islámico vuelve a cernirse sobre Europa

Detenido un adolescente de 17 años en una operación contra el yihadismo

Detenido un adolescente de 17 años en una operación contra el yihadismo / Agencia

La amenaza del terrorismo yihadista no ha sido eliminada, por mucho que últimamente no se hayan registrado trágicos macroatentados en territorio occidental. Y no solo Al Qaeda y Dáesh siguen muy activos en diferentes regiones del planeta, tanto sus respectivos núcleos centrales como los grupúsculos que se mueven en sus órbitas, sino que todos ellos han sabido adaptar sus métodos de reclutamiento al hilo del extraordinario desarrollo de las redes sociales y los medios de comunicación. Así, sin abandonar las clásicas vías de captación -cárceles y mezquitas-, es cada vez más frecuente el recurso a dichas redes y medios, haciendo confluir dos dinámicas que facilitan sumar más miembros a sus filas.

Por un lado, suele tratarse de personas que, por diferentes razones -desde las socioeconómicas a las de perfil ideológico extremista, sin olvidar las de orden psicológico-, se sienten excluidas o marginadas de sus comunidades de referencia y buscan una brújula que supuestamente dé sentido a sus vidas y que hasta les ofrece convertirse en 'héroes'. Por otro, la tecnología permite a esos grupos un acceso sin intermediación a cualquier candidato, de manera relativamente anónima y muy rápida, sin dejar apenas huellas visibles y sin necesidad de contar con reclutadores físicos, más fáciles de detectar por los servicios de inteligencia. El resultado es que crece el número de personas que entran en ese macabro juego y que, aunque no hayan recibido una instrucción muy profesional, terminan por ofrecerse a matar a cualquiera, en cualquier momento y en cualquier lugar.

Esa seria amenaza no se puede eliminar por vía militar y tampoco las fuerzas de seguridad pueden hacer mucho más que vigilar dichas redes, tratando de abortar posibles atentados y de detectar a quienes ya han entrado en un proceso de radicalización. Es preciso, por ello, reforzar aún más los mecanismos de plena integración social, política y económica, como vía principal para evitar esas derivas violentas en nuestras sociedades.

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