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Joan Tapia

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Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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Cayucos y cuchillos

Bronca Gobierno-PP por el gran aumento de inmigrantes a Canarias y miedo en Berlín a que la extrema derecha gane este domingo las elecciones en dos 'länder' del Este

Leonard Beard

Leonard Beard / Leonard Beard

El fin de agosto ha estado dominado en Europa por el reto de la inmigración. Es necesaria porque la población declina y solo los inmigrantes pueden rellenar los empleos imprescindibles para que la economía y los servicios sociales no se paralicen. Además, la decisión de Merkel (2015) de aceptar un millón de refugiados que huían de la guerra de Siria priorizó la respuesta humanitaria.

Las recientes elecciones europeas las ganó la coalición de populares, socialistas, liberales y ecologistas que apuesta por la inmigración. Pero la extrema derecha subió porque también genera rechazo en sectores de la población que se sienten amenazados por los cambios. El consenso europeo (no el del 2015 de Merkel sino el del 2024 de Ursula von der Leyen) es que la inmigración es necesaria -y el principio humanitario irrenunciable-, pero que debe ser más controlada. Solo los buenistas ilusos lo discuten porque no hacerlo bien comportó que la extrema derecha de Meloni mande en Italia.

En Francia Marine Le Pen perdió el pasado julio, pero con más del 30% de los votos fue sin discusión el primer partido. En España Vox es el tercero -y presiona al primero, el PP- y en Alemania la extrema derecha puede ganar este domingo las elecciones en dos 'länder' del Este, Turingia y Sajonia.

Gran conmoción en Alemania tras el apuñalamiento, con tres muertos, por parte de un sirio que tenía orden de expulsión desde hacía más de un año

En España la inmigración ilegal a Canarias se ha más que doblado en los primeros ocho meses del 2024 por la huida de la guerra civil en Mali. Y hay 5.000 menores no acompañados que deben ser trasladados a la Península, pero falta un pacto entre el Gobierno y el PP para reformar la ley de extranjería. En Ceuta la situación empeora y en los próximos meses se teme un aumento de cayucos. Por eso Pedro Sánchez ha viajado a Mauritania, Gambia y Senegal para reforzar el control policial y a cambio ofrecer acuerdos de "inmigración circular" con contratos temporales (y compromiso de retorno) para trabajar en España.

El PP le acusa del efecto llamada. La preocupación por la inmigración es ya la cuarta según el CIS y el PP no quiere dejar campo a Vox. Y contra Sánchez, que dice haber erigido un muro contra la derecha reaccionaria, responde con el "leña al mono hasta que hable" para hacerle caer. Y el gran ruido de Madrid, que el presidente Clavijo (Canarias) califica de tóxico, no ha bajado hasta que Sánchez ha dicho que "es imprescindible el retorno de quienes han llegado irregularmente a España porque este retorno traslada un mensaje desincentivador, claro, nítido y contundente a las mafias. Y a quienes tienen que ponerse en sus manos".

El PP habla de rectificación y el PSOE la niega, pero ambos votaron en abril a favor de una Iniciativa Legislativa Popular para regularizar a miles de inmigrantes irregulares. Y ahora Vox ataca al PSOE y al PP por alentar la invasión de España.

Vamos a Alemania. El viernes 23 de agosto un inmigrante sirio, que tenía firme orden de expulsión a Bulgaria (de donde venía) desde hace más de un año, acuchilló y mató a tres personas e hirió a ocho más en unas fiestas en la ciudad renana de Solingen. La conmoción ha sido sido inmensa porque el Estado islámico ha reivindicado el atentado para vengar a los palestinos de Gaza. Munición para Björn Höcke, el líder la extrema derecha en Turingia que proclama que todos los otros partidos han convertido Alemania, sin permiso de nadie, en un país multicultural al que el domingo los electores pueden poner punto final.

Que la extrema derecha de la AfD ganara, y quizás pudiera gobernar por primera vez uno o dos de los 16 estados de la República Federal, sería un gran golpe a la estabilidad alemana. Por eso el canciller Sholz y Friedich Merz, líder del CDU, están pactando para endurecer las leyes sobre los irregulares y la posesión de cuchillos. Y el viernes, 28 afganos fueron devueltos a su país -por primera vez desde la vuelta al poder de los talibanes- en un avión fletado por Catar, que ha sido mediador. Ha habido protestas, pero Sholz ha sentenciado: “Todo inmigrante condenado solo debe esperar que Alemania le deporte”.

Una mayor firmeza ante los inmigrantes irregulares condenados parece ahora imprescindible a los partidos alemanes para frenar a la AfD que exige deportaciones masivas. Y toda Europa está pendiente de los resultados del domingo en Turingia.

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