Opinión | Vuelta a la actividad

Carol Álvarez

Carol Álvarez

Subdirectora de El Periódico

Carriles para circular en septiembre

La pacificación de Barcelona con sus carriles bici y sus superilles han acorralado al animal, estos últimos años, y que el agosto sea menos inhábil que nunca en la historia no impide que en septiembre la calle vibre con una vitalidad extraña

Arc de Triomf en Barcelona

Arc de Triomf en Barcelona / Jamie Quirke| Unsplash

Volver al gimnasio en septiembre. Volver a empezar el curso, el escolar si tienes niños, si eres maestro, regresar a la oficina y a los trayectos en coche por una ciudad que tiene más prisa pero persevera en su vocación 30: a 30 kilómetros por hora, ralentizando la marcha, a ver si también se acompasan los pensamientos. Para los momentos de angustia, hay tutoriales en redes, algunos convertidos en GIF, para reducir la respiración agitada que acelera el pulso y la ansiedad. Inspira, espira, con un dibujo de círculos concéntricos que crecen y decrecen a una velocidad que has de seguir. 

 Los taxistas de Barcelona temen cada año la llegada de septiembre. Cuentan que el tráfico estas primeras semanas de la rentrée a la actividad es más caótico, excitado, como si todos los coches en movimiento a la vez formaran una única masa, una bestia que se despereza y serpentea por las calles de la ciudad con arranques de furia puntuales, movimientos imprevistos, sacudidas. La pacificación de la ciudad con sus carriles bici y sus superilles han acorralado al animal, estos últimos años, y que el agosto sea menos inhábil que nunca en la historia no impide que en septiembre la calle vibre con una vitalidad extraña, electrizante, y así debe ser: necesitamos coches en ciudades que aspiran a ser de entornos a 15 minutos a pie pero que obligan aún a desplazamientos largos para trabajar o estudiar y no garantizan aún la rapidez y eficacia del transporte público desplegado.  

   Será un septiembre donde eso también puede renovar esperanzas de cambio, con nuevo curso político, pasos importantes a dar en el traspaso de Rodalies, en compromisos económicos para mejorar trenes, acelerar conexiones de tranvías. Los presupuestos sirven también para encarrilar esas respuestas, más allá del tacticismo de los partidos políticos, volcados en poner orden en sus filas y sacar pecho ante futuros electores que validen sus propuestas y les den cotas de poder para desplegarlas cuando tengan que volver a las urnas.

   Vuelve septiembre y miramos adelante, pero no olvidemos en este trance que la urgencia no debe pasar por encima de lo importante: no perder de vista nunca nuestro carril.

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