Opinión |
Nuevo Govern
Astrid Barrio

Astrid Barrio

Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO

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Más allá de las banderas

Un Gobierno para todos no es solo un Gobierno que haga carreteras, que mejore la atención sanitaria o la educación o que ponga orden en la policía autonómica. Es un Gobierno que preste atención a las políticas identitarias y corrija la senda excluyente de los últimos años

Illa recupera la bandera de España dentro del Palau de la Generalitat e irrita a los independentistas

Illa i Collboni exhibeixen sintonia entre la Generalitat i l’ajuntament  | C

Illa i Collboni exhibeixen sintonia entre la Generalitat i l’ajuntament | C

Un aspecto que llamó la atención de los actos de toma de posesión del presidente Illa y de sus consellers fue la ausencia de la bandera de España, aunque hay que decir que en realidad la ausencia del emblema español en este tipo de actos no es algo excepcional ni únicamente imputable a gobiernos de signo independentista. Esta circunstancia, en cambio, contrastó con la imagen de la primera reunión oficial del nuevo presidente con el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, que se celebró pocos días más tarde y que estuvo presidida por la 'senyera' y por las banderas española y europea. Este hecho fue celebrado por algunos, entre los que me cuento, como un signo de normalidad institucional y como un gesto de naturaleza simbólica acorde con la idea del gobierno de todos expresada por el presidente Illa y con el que se pretende que todo el mundo se sienta representado por la institución y no excluir a nadie. Porque no es que la presencia en solitario de la bandera catalana excluya, en realidad es la bandera oficial de todos los catalanes, con independencia de si su identificación nacional es única o es dual, y por tanto nadie debería sentirse menospreciado por ella. Pero lo cierto es que durante demasiado tiempo el independentismo ha hecho de la exhibición en solitario de la 'senyera' un acto de militancia para exhibir su desdén hacia lo específicamente español –y, vistas las reacciones, algunos pretenden que así siga siendo- y para recordar su hegemonía institucional, haciendo que muchos catalanes no independentistas se sintiesen excluidos de sus instituciones de autogobiermo. No obstante, en honor a la verdad hay que recordar que la bandera española siempre ondeaba fuera del Palau de la Generalitat, tal y como es preceptivo, y solo se escondía dentro y que solo durante unos minutos la bandera fue arriada del Palau y no precisamente con motivo de la declaración de independencia sino como muestra de apoyo por parte de algunos trabajadores públicos al presidente Quim Torra con motivo de la decisión de la Junta Electoral de ejecutar su inhabilitación.

El asunto de las banderas, sin embargo, que no va más allá de lo simbólico aunque lo simbólico movilice y excite mucho, no adquiere su verdadera dimensión si no va acompañado de políticas que demuestren efectivamente la voluntad para hacer un Gobierno para todos. Porque que nadie se llame a engaño: un Gobierno para todos no es solo un Gobierno que haga carreteras, que mejore la atención sanitaria o la educación o que ponga orden en la policía autonómica, que también. Es un Gobierno que preste atención a las políticas identitarias y corrija la senda excluyente de los últimos años. Un Gobierno con una agenda propia en materia de cultura y también en el ámbito lingüístico y eso no es precisamente lo que se deduce, de entrada, al dejar esos ámbitos en manos de cargos de ERC, sin menoscabo de su valía, porque ello equivale a asumir la continuidad de unas políticas con las que los socialistas no siempre han estado de acuerdo.

El PSC ha logrado convertirse en el partido mayoritario de Catalunya porque se ha convertido en un partido refugio. Le han votado los sectores catalanistas moderados huérfanos tras la desaparición de CiU y muchos de aquellos que auparon a Ciudadanos, especialmente durante los años álgidos del 'procés'. Por ello, ahora que este partido está al borde de la desaparición, si el PSC quiere mantener y aumentar su hegemonía no debería repetir los mismos errores ni volver a dar alas a los motivos que vieron nacer y crecer a Ciudadanos.

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