Opinión | Convulsión en el país sudamericano

Rafael Vilasanjuan

Venezuela en descomposición

Nicolás Maduro ha llevado a cabo el mayor fraude electoral que se recuerda en una pretendida consulta democrática

Maduro, en un acto chavista en Caracas, el pasado 17 de agosto.

Maduro, en un acto chavista en Caracas, el pasado 17 de agosto. / AP / LAPRESSE LAP

El fin de semana ha tenido dos puntos de inflexión, la convención demócrata en EEUU con la elección de Kamala Harris que ha devuelto la ilusión y el aumento de la represión en Venezuela. Habrá tiempo para analizar la esperanza en la carrera a la Casa Blanca. Venezuela en cambio ha iniciado su descenso frenético a un abismo totalitario. Lo último es la citación de la fiscalía a declarar hoy por conspiración al líder de la oposición, Edmundo González. Nicolás Maduro ha llevado a cabo el mayor fraude electoral que se recuerda en una pretendida consulta democrática. Es tan evidente, que toda la izquierda latinoamericana, salvo países como Cuba o Nicaragua con registros totalitarios que les descalifican para opinar de democracia, se ha lanzado a pedirle a Maduro que inicie un proceso de transición. Pero el régimen ha tomado el camino de la represión que venía practicando, ahora ya sin reservas, hacia todo el que se atreva a discrepar. La pregunta es ¿y ahora qué?.

Lo deseable sería iniciar un proceso de cambio, la oposición que ha permanecido en el país todos estos años, lejos de los más radicales que atizaban desde el extranjero, tiene mecanismos para abrir puertas al diálogo, desde una mesa de partidos que ya existe hasta los líderes electos o figuras que trabajan en organizaciones en defensa de los derechos y la democracia. Pero eso no va a ocurrir. Maduro no va a dejar el poder porque ya no puede vivir sin él. Sin evidencia que diga lo contrario, si la oposición alcanzó casi el 70% de la voluntad popular, el país no va a poder continuar como si nada hubiera pasado y solo se perfilan dos escenarios para revertir el poder: con la promesa de amnistías, uno pasa por ir avanzando en una oposición que vaya sumando críticos en el bando de Maduro, incluyendo al Ejército, hasta resquebrajar el régimen por dentro; el otro, más drástico, es la posibilidad de una revolución a la rumana y que irrumpa la violencia hasta acabar con el autócrata. El resto es un Estado en descomposición en manos de un clan mafioso.

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