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Gobernar para todos

La transversalidad es una necesidad objetiva para afrontar los numerosos retos que se plantean al Govern

Las 12 carpetas del Govern de Salvador Illa

Toma de posesión del nuevo Govern de Salvador Illa

Toma de posesión del nuevo Govern de Salvador Illa / ZOWY VOETEN

El nuevo Gobierno catalán presentado por el president Salvador Illa suscitará al menos tantas opiniones como grupos parlamentarios existen. Pero tras una década perdida satisface una expectativa mayoritaria, la de pasar página a unos años de confrontación y de deterioro de la acción de gobierno. Ode que la confrontación no permitiese reconocer los casos de buena gestión. O de que los entorpeciese hasta hacerlos imposibles. Nace de entrada con esto a favor, aunque no constituya ningún cheque en blanco. No lo tiene en estos momentos desde el mismo Parlament, sin apoyos garantizados para el resto de la legislatura más allá de la investidura. Pero es un punto de partida que hace mucho más fácil conseguirlos y mantenerlos. Y a este espíritu se adhieren probablemente muchos ciudadanos que no votaron a los socialistas, e incluso ni siquiera a las dos fuerzas que les apoyaron en la investidura. No es un dato menor en un país estresado y paralizado por la épica estéril del procés.

Poco dado a los excesos, Salvador Illa utilizó ayer en el acto de toma de posesión de sus consellers conceptos que tienden a buscar el apaciguamiento colectivo. Habló de coser y recoser, de inspirarse en la socialdemocracia y el humanismo cristiano. Se fijó como objetivo el bien común, el servicio público, la eficacia, la política útil. Ideas que no bastan para garantizar un buen gobierno pero que son necesarias para conseguirlo. La presentación de la composición de su ejecutivo y de los ejes de actuación fue un ejemplo de lo que podemos esperar de él. Prefirió huir del cuerpo a cuerpo con el adversario, incluso de un Carles Puigdemont que intentó reventar su investidura. Ni siquiera mencionó los ataques del Partido Popular y de Vox. Elogió a Esquerra Republicana en términos inéditos. Y ha formado un ejecutivo donde mujeres y hombres de su confianza comparten carteras con herederos de la tradición pujolista y representantes de la vena republicana.

Esta transversalidad es sin duda, un valor positivo. Puede contribuir a rebajar la tensión de los últimos años y a evitar que crezcan nuevos motivos de división y deterioro de la convivencia y constituye una necesidad objetiva para encontrar complicidades ante los desafíos a los que se enfrenta. Illa habla con razón de oportunidades, pero no será fácil pulsarlas. Especialmente en aquellos sectores de mayor impacto social. La sanidad, en la que se deberá dar respuesta a los agobios de la atención primaria. La educación, en pleno desconcierto sobre los modelos pedagógicos y su capacidad de revertir las tozudas estadísticas negativas sobre las competencias mínimas, y necesitada de que el sistema formativo se ajuste a las necesidades de formación profesional. Los servicios sociales, que no alcanzan dar respuesta a las nuevas y diversas caras de la pobreza o a poner en marcha el sistema de atención a la dependencia. La tantas veces anunciada y tantas veces postergada política de vivienda pública asequible. La construcción de infraestructuras frente a la sequía, un proceso iniciado que no admitirá pausas. Estos y otros tantos retos reclamarán tres requisitos indispensables:excelencia en la gestión, reforma de la administración y estabilidad. Yrecursos. Porque hacer realidad un nuevo sistema de financiación será uno de los mayores desafíos del president y de la consejera de Economia, Alícia Romero.