Director de EL PERIÓDICO
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
¿Es el momento de federalizar?
No era fácil para Pedro Sánchez la rueda de prensa de este final de curso. Justo al día siguiente de que el juez visitara la Moncloa para interrogarlo, en pleno debate de las bases de Esquerra sobre el acuerdo para investir a Illa y diez días después de que el Congreso tumbase el techo de gasto y, por ahora, la posibilidad de tramitar unos presupuestos generales. Se salió airoso, aunque no pudo evitar mostrar una cierta mala cara. Y fiel a su audacia, que se mezcla permanentemente con la temeridad, puso la guinda al malestar que hay estos días en el PSOE por el acuerdo con Esquerra para investir a Illa y lo calificó como un paso en la "federalización de España". Uno de los signos de identidad del populismo es el adanismo que se basa en actuar como si la historia empezara hoy. El adanismo entronca con el narcisismo y en ocasiones se manifiesta en una versión todavía más atrevida cuando no solo prescinde de la historia, sino que la reescribe, como es el caso de Iglesias y Abascal. Sánchez lo hubiera tenido más fácil simplemente con decir que el pacto de ahora entronca perfectamente con la denominada "Declaración de Granada" que promovió hace 11 años nada más y nada menos que Alfredo Pérez Rubalcaba, nada sospechoso de ser cómplice de independentistas. Pero claro, eso significaría recordarse a si mismo que no fundó el PSOE.
El PSOE ha sido históricamente un partido federal, pero desde el congreso de Suresnes, justo antes de la transición, no ha puesto nunca el acento en ello, entre otras cosas porque desde entonces sus principales bastiones no han estado en territorios propensos a "federalizar", como es el caso de Andalucía y el País Vasco, que fueron los protagonistas del pacto entre el clan de la tortilla y Nicolás Redondo padre para acabar con el PSOE histórico. Otro gallo hubiera cantado si en Suresnes hubieran pintado algo Catalunya y Valencia, por poner un ejemplo. El adanismo de Sánchez le lleva a poner sobre la mesa el asunto de la federalización justo en el momento de máxima debilidad territorial del partido, solo Adrián Barbón y Emiliano García-Page conservan el poder y los liderazgos posteriores a las autonómicas del 2023 están por construir. Quizás para un táctico como Sánchez, este pacto con Esquerra se ve como una oportunidad de avanzar en el federalismo cuando nadie lo puede obstruir, a diferencia de lo que pasó con Zapatero y el Estatut del 2006 cuando algunos barones se opusieron con la misma firmeza que el PP, empezando por Andalucía. Este gesto de Sánchez puede llegar a inquietar incluso a quienes defienden el federalismo como una fórmula de construir España porque a su paso la tierra puede quedar quemada.
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