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Emma Riverola

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Escritora

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Bella Hadid | Cállate, bonita

El pecado de la modelo: tener un padre palestino y haber apoyado de forma continuada los derechos del pueblo palestino

Bella Hadid.

Bella Hadid.

Sí, cállate. No es tu voz lo que queremos de ti. Aunque clame por los derechos humanos. Aunque en ella resuenen ecos lejanos. Palabras que nacieron en paisajes trufados de olivos y símbolos. Demasiados símbolos. Siempre sobran cuando se convierten en obstáculos. Cuando ahogan los caminos e impregnan la tierra de sangre. 

Adidas anunció la reedición de uno de sus modelos míticos, el SL72, para los Juegos Olímpicos de París. Esas fueron las zapatillas que se utilizaron en los Juegos de Múnich 72. Una cita olímpica que devino sangrienta cuando un comando palestino de Septiembre Negro secuestró y asesinó a varios deportistas de la delegación israelí. La organización terrorista pedía la liberación de más de doscientos presos palestinos. La operación de rescate resultó un desastre y acabaron muriendo todos los rehenes, un policía y cinco de los ocho terroristas. 

Hace unas semanas, Adidas lanzó una campaña para publicitar las zapatillas y contrató a varios famosos. Entre raperos e influencers, estaba la modelo Bella Hadid. Y las redes entraron en ebullición. El pecado de Hadid: tener un padre palestino y haber apoyado de forma continuada los derechos del pueblo palestino. Un soporte que no había decaído en la actualidad, al contrario de tantas personalidades públicas estadounidenses que callan ante la atrocidad de la guerra de Gaza. Adidas fue tachada de antisemita y la marca, acobardada, decidió prescindir de Hadid. Inmediatamente, su acción provocó un boicot propalestino. Es lo que ocurre cuando las decisiones económicas, políticas o sociales se someten a la veleta del viento digital. 

La defensa de los derechos humanos está sufriendo una campaña de matonismo por parte del gobierno de Israel. La acusación de antisemitismo cae sobre cualquiera que alce la voz contra una guerra que ya ha acabado con la vida de 39.000 gazatís. De ellos, 15.700 niños. Netanyahu practica una política de exterminio en Palestina y lleva años laminando la democracia israelí. Mientras, buena parte de la comunidad internacional calla, consiente y se convierte en cómplice de su delirio autoritario. Que su gobierno esté cometiendo un genocidio sobre Gaza no transforma a todos los israelís (ni a todos los judíos) en asesinos. Tampoco la masacre perpetrada por Hamás extiende la culpa a todos los palestinos.

Y en estas tenemos a una modelo nacida en Washington (1996), de madre holandesa y padre palestino. Una joven que creció mecida por los relatos de un pasado truncado en Palestina. De un abuelo profesor de inglés en la Universidad de Jerusalén, de un hogar en Nazaret, de una vida acomodada… y de una huida precipitada cuando su padre era un bebé. La memoria familiar afirma descender de Zahir al-Umar (1690-1775), un gobernante árabe tolerante con las minorías religiosas y que alentó la inmigración de cristianos y judíos a su dominio. Los Hadid también aseguran que, antes de ser expulsados de Palestina, acogieron durante dos años a una familia judía refugiada polaca: “Fueron nuestros invitados hasta que nos convirtieron en refugiados y nos echaron de nuestra propia casa", afirmó el padre de Bella en una publicación en Instagram. Hoy, ese bebé que huyó en brazos de su madre a lomos de un burro es un multimillonario promotor inmobiliario en EEUU. Entre sus hazañas está la de haberle ganado un combate empresarial a Donald Trump. De su matrimonio con la modelo holandesa Yolanda Hadid nacieron tres hijos: Jelena (Gigi), Isabella (Bella) y Anwar. 

Los tres hermanos son modelos. Y los tres hablan abiertamente de su fe. Bella se ha convertido en un icono internacional, también para millones de jóvenes musulmanes que ven en ella una persona potente y libre con quién identificarse. Su imagen de portada del 'Vogue Arabia' en 2017 (en septiembre, el mes más importante para las revistas de moda) fue determinante. Otro momento de gran relevancia en su carrera fue el desfile de Coperni en París en 2022. Cuando apareció en la pasarela casi desnuda y, durante nueve minutos, rociaron su cuerpo con una sustancia (tela en aerosol) que se secó instantáneamente y creó un impactante vestido blanco. 

Adidas no solo ha cedido al chantaje, ha situado a Hadid en el bando de la violencia. De algún modo, la ha vinculado a un acto de terrorismo. La modelo ha anunciado que piensa tomar medidas contra la marca deportiva. Su voz sigue inquebrantable. Y eso, entre tanta coacción, no deja de ser una victoria.

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