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Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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Los resultados también dependen de los gestores

César González- Bueno, durant la presentació de resultats de l’entitat.

César González- Bueno, durant la presentació de resultats de l’entitat.

Asistimos estos días a un alud de resultados semestrales de las grandes empresas españolas. Cuando la economía va bien, las diferencias se deben a los equipos de gestión y al acierto en las diversas estrategias. Ciertamente que los beneficios y los dividendos no pueden ni deben ser los únicos indicadores a tener en cuenta. No es lo mismo ganar 100 habiendo invertido 1.000 que habiendo invertido 100.000 y no es lo mismo ganar 500 creando 10.000 puestos de trabajo que ganar 5.000 con un despachito en la Castellana. Demasiadas veces la mirada periodística no tiene en cuenta este tipo de consideraciones y el populismo anticapitalista utiliza los datos a su antojo. De los resultados del primer semestre, destacan dos casos. El primero es el del Banco Sabadell que de la mano de César González-Bueno sigue mejorando su rentabilidad lo cual le ha permitido anunciar una mejora del dividendo a los accionistas en plena OPA del BBVA. El caso del banco catalán es especialmente significativo porque durante los años de crisis del sector bancario por los tipos de interés negativos su situación fue especialmente grave, pero, ahora, está pasando justo lo contrario, el crecimiento de los beneficios con el cambio de ciclo es superior al de sus competidores, incluido el potencial comprador. Claro que tenía margen de mejora, pero en todo caso la gestión marca una diferencia. El segundo caso destacable es el de Iberdrola comandada por Ignacio Sánchez-Galán. Los beneficios del primer semestre suman 4.134 millones. Pero lo más significativo es el esfuerzo inversor que está haciendo la compañía. Ella sola supera el 60% del total de inversiones de las energéticas españolas en los seis primeros meses. Iberdrola es quizás la compañía que está afrontando la transición energética de manera más seria, cambiando sustancialmente su modelo de negocio y no solo la imagen de la compañía.

Los datos empresariales del primer semestre son una muestra más de que la economía ya funciona en buena parte al margen de la política, al menos de la política nacional. La estabilidad monetaria y normativa europea pesa más en la actividad empresarial que el psicodrama de los miércoles en el Congreso de los Diputados que se ha convertido para los empresarios más en un tema de la hora de los cafés que en el plato principal de sus preocupaciones. Y quizás esto no es del todo sano, pero el autismo de la clase política lo ha hecho así. 

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