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Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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Collboni y la reindustrialización de Barcelona

El futuro Balcón Gastronómico del Port Olímpic, en plena recta final de obras.

El futuro Balcón Gastronómico del Port Olímpic, en plena recta final de obras. / Jordi Cotrina

La música que emite Jaume Collboni como alcalde conecta a sectores de la ciudad con intereses contrapuestos. El anuncio de la retirada de las licencias a los 10.000 apartamentos turísticos y la decisión de elevar la tasa turística al máximo permitido evidencian la lenta conformación de un proyecto de ciudad, que trascienda el mandato actual, y al que será más fácil ponerle letra cuando el PSC estabilice sus pactos. Turismo, sí, pero dentro de un orden.

Este fin de semana se inaugura una obra emblemática de este proyecto de ciudad que se insinúa: la remodelación del Port Olímpic, una carpeta que Collboni impulsó cuando era teniente de alcalde y que ha culminado como alcalde en un tiempo récord gracias a la llegada de la Copa América y a la eficiencia del equipo gestor de BSM. Lo que ha pasado en este espacio es la semilla de lo que tendría que pasar en Barcelona en los próximos años. Lo que acabó siendo, por un error urbanístico, un gueto del peor turismo de borrachera con los titulares de las concesiones explotándolas cicateramente, será a partir de hoy un espacio abierto en canal a los barrios colindantes, con una balcón gastronómico de primer nivel y que alberga un cluster de economía azul llamado a ser uno de los impulsores de la reindustrialización de Barcelona. Restaurantes y laboratorios donde antes había tabernas. Más claro, el agua.

Barcelona ha vivido en los últimos 40 años un curioso proceso. La crisis de los años 70 llevó al desmantelamiento de la industria contaminante que anidaba en los alrededores del actual Port Olímpic. Y las plusvalías fueron a parar en gran parte al turismo. Del sector secundario al primario. Un proceso inverso al que recomienda el Banco Mundial que considera el turismo una palanca desde el sector primario (no deja de explotar recursos naturales) para la industrialización. Ahora, señores de Barcelona, toca llevar las plusvalías del turismo a la industria del siglo XXI. Y Collboni debe liderar eso para hacer sostenible el turismo.

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