Opinión |
Error del sistema
Emma Riverola

Emma Riverola

Escritora

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El fango seco

Una oportunidad más desperdiciada, por unos y otros, para ganarse la confianza perdida de la ciudadanía

Pedro Sánchez presenta en el Congreso el plan de calidad democrática

Pedro Sánchez presenta en el Congreso el plan de calidad democrática / ZIPI ARAGON

Ay, qué calor. El asfalto se derrite. La tierra se cuartea. El sol parece licuar hasta las neuronas y el cuerpo se declara en huelga general. En estas, Pedro Sánchez nos exhorta a salvar la democracia. ¿Ahora? ¿En plena ola de calor? En fin, por nosotros que no quede. Arremanguémonos. Eso, si queda alguien sin arremangarse. ¿Por dónde empezamos? Por la transparencia, dice. Ah, ya, todo aquello del fango... Muy bien, pero, exactamente, ¿qué tenemos que hacer? Pues no hay concreción. Un repasillo a las directrices europeas y ya se verá. ¿Entonces? ¿Para qué tanta intervención solemne? 

Ahí está Sánchez, con esa sonrisilla entre gamberra y soberbia que se le escapa cuando no hace falta (de hecho, nunca hace falta), preguntando a Alberto Núñez Feijóo desde el atril: “¿Vox y PP han roto para siempre o se están tomando un tiempo? ¿O es que empiezan una relación abierta a grandes bandas?”, aquí la sonrisilla se convierte en risa fatua, encantado el hombre con su broma. “Lo digo porque el señor Abascal ya ha dado un paso con su idilio con el pro-Putin de ultraderecha Viktor Orbán", mientras que Feijóo "no tiene a nadie para abrazarse cuando España metió su segundo gol”. El presidente del PP aprovecha su intervención para calificar las medidas de Sánchez como “el mayor ataque a la libertad de información de la democracia española”. ¡Viva la desmesura! Recuerda las imputaciones a Begoña Gómez y anima al presidente a largarse a su despacho y redactar su “tercera y definitiva carta”.

Entre risas, acusaciones mutuas e hipérboles pasó la jornada. Una oportunidad más desperdiciada, por unos y otros, para ganarse la confianza perdida de la ciudadanía. Escepticismo que, dicho sea de paso, también se extiende al periodismo. Hay amenazas muy reales y poderosas que acechan nuestra democracia. Juguetear y vaciar de contenido la palabra transparencia no ayuda a combatirlas, solo añade más capas de opacidad. Y, con tanto calor, hasta el fango se seca. Queda la tierra yerma. 

Suscríbete para seguir leyendo