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Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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Catalunya: ingredientes para un tiempo nuevo

El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament

El líder del PSC, Salvador Illa, en el Parlament / ZOWY VOETEN

Salvador Illa ganó las elecciones catalanas por segunda vez abanderando la idea de que Catalunya necesita pasar página y abrir un tiempo nuevo. Los indultos, primero, y la amnistía, después, son los ingredientes que ha puesto el socialismo para hacerlo posible. Esquerra ha jugado por la vía de los hechos al diálogo y a la negociación aunque haya mantenido el objetivo de la independencia pero sin volver a las andadas del unilateralismo. Junts sigue en la madeja del legitimismo. De la mezcla de estos tres elementos se verá si, efectivamente, se abre un tiempo nuevo en la configuración de las mayorías políticas en Catalunya.

Pero no solo es la política institucional la que marca el surgimiento de una nueva época. Y el PSC debería ser consciente de ello. Los tripartitos se rustieron en los modos y las maneras de relacionarse el pujolismo con la sociedad civil. Si Illa llega a presidente ahora no puede pasar lo mismo. La Catalunya económica, por ejemplo, la lidera una generación de empresarios y empresarias que no están en la mayoría de mesas en la que se exponen las demandas a los políticos. La Catalunya socialmente concienciada no anida en esa constelación de asociaciones unipersonales que convocan manifestaciones contra el turismo que no movilizan al mismo número de personas que en Canarias o en Baleares. La Catalunya intelectual ya no la marcan cuatro gurús de Sarrià mitad convergentes, mitad comunes. Conectar con esos círculos de dinamismo empresarial, social e intelectual es el gran reto del socialismo si quiere gobernar Catalunya y no solo administrar la Generalitat. El reto no es cuán parecido es el gobierno de la Generalitat al de los tiempos mistificados de Pujol. El reto es que las generaciones que fueron víctimas del parón del ascensor social con el cambio de siglo sientan que se les da la palabra para proponer el país que ansían y que necesitan. Y eso no quiere decir ni darles la razón ni hacerles caso en todo. Pero sí que se sientan representados.

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