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El retorno de Rovira y la investidura

La financiación singular se perfila como la condición ‘sine qua non’ por parte de ERC para allanar el camino de Illa 

Marta Rovira en la Asamblea Nacional de Mujeres de ERC

Marta Rovira en la Asamblea Nacional de Mujeres de ERC / Siu Wu

La decisión del juez Manuel García Castellón de sobreseer provisionalmente y archivar la causa de Tsunami Democràtic en la que investigaba por delitos de terrorismo a diez personas, entre ellas la secretaria general de ERC, Marta Rovira, ha dado lugar al levantamiento de la orden de detención que pesaba sobre ella y ha precipitado su retorno a Catalunya. A esta decisión judicial se llega como consecuencia del auto de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que invalida las diligencias llevadas a cabo por el juez instructor en los últimos tres años a raíz de un error procesal consistente en que el juzgado prorrogó la investigación un día más tarde del plazo establecido. Queda por ver cómo afectará al expresident Carles Puigdemont, de cuya causa, por su condición de aforado, se ocupa el Tribunal Supremo.

El retorno de Rovira se produce en un momento especialmente convulso para ERC. Los malos resultados obtenidos en el último ciclo electoral han desencadenado una crisis largamente gestada y que al parecer se remonta a 2018, cuando el encarcelamiento de su presidente Oriol Junqueras provocó el distanciamiento de la gestión cotidiana del partido. Su dimisión tras las elecciones europeas y su voluntad de disputar la presidencia en el congreso extraordinario que se celebrará en noviembre, seguramente como consecuencia de esa percepción de marginación, junto con la renuncia de Rovira a optar a la reelección como secretaria general y su posición proclive a una completa renovación de los liderazgos en ERC, han certificado el cisma interno que vive la formación republicana. Rovira se ha visto además avalada por numerosos dirigentes de la organización a través del manifiesto 'Reactivem l’Esquerra Nacional'. Y por si ello no fuera suficiente hay que añadir la crisis provocada por la operación de falsa bandera con los carteles contra Ernest Maragall que ha generado un gran desgaste reputacional al partido y que se ha saldado con la dimisión de Sergi Sabrià como viceconseller de Estratègia i Comunicació del Gobierno catalán.

Esta crisis multicausal tiene lugar en plenas negociaciones entre ERC y el PSC para la investidura de Salvador Illa. La presencia en suelo catalán de Rovira, que es la encargada de pilotarlas por parte republicana, puede facilitar el proceso ya que, según ella misma desveló en una entrevista radiofónica, las conversaciones van bien. De las cuatro carpetas que los republicanos han exigido abordar -el acuerdo de claridad, la defensa del catalán, las políticas progresistas y la financiación singular–, esta última es la que se está perfilando como la condición sine qua non. La propia Rovira se ha referido a ella hablando abiertamente de concierto económico ante el consejo nacional del partido, y ha añadido -para demostrar ante las bases que no se abandona la agenda autodeterminista- que este sería el paso previo a un referéndum. Con la mayor parte de la dirección y cargos del partido proclives a un acuerdo con el PSC, ERC ha de someter el resultado de las negociaciones ante las bases antes de que acabe el mes. Y en este contexto lo que sería deseable es que la militancia valorase el contenido del acuerdo y no utilizase la consulta para ajustar cuentas con la dirección. Para eso ya estará el congreso.