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Jordi Puntí

Jordi Puntí

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

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El futuro de la Sagrada Família

Quizás la solución es que, cuando por fin la terminen, la dejen tal y como está una temporada, espléndida, y después con toda naturalidad empiecen a desmontarla piedra por piedra

La Sagrada Família de Barcelona inaugurará la torre central y la fachada de Provença en 2026

La Sagrada Família se compromete a "buscar la solucion adecuada" para que todos los vecinos que quieran se queden en el barrio

Vista de la Sagrada Família desde la Avenida Gaudí

Vista de la Sagrada Família desde la Avenida Gaudí / Edu Bayer

Hace un montón de años, cuando era un estudiante, viví en el barrio de la Sagrada Família y me acostumbré a ignorar el templo expiatorio. Supongo que les pasa (o pasaba) a muchos vecinos: el gran edificio está ahí, enorme, pero tus ojos ya no lo ven, se olvidan de él. Sin embargo, ahora dos hechos me han cambiado esta percepción. El primero es que hace unos días, mientras tomaba un café en el Born, me fijé en una chica —una turista— que se había tatuado en el brazo la silueta de Barcelona. Hay arrebatos incontrolables. El dibujo esquemático incluía el perfil del hotel Vela, las torres olímpicas, el Tibidabo, la estatua de Colón, la torre Agbar y, por supuesto, la Sagrada Família. Era una Sagrada Família inacabada, sin la torre central. El segundo hecho es que aquella misma noche subí al Carmel para la verbena de Sant Joan y desde allí arriba, observando la ciudad al atardecer, me di cuenta de que hoy la Sagrada Família ya es una presencia arrolladora. Imposible ignorarla.

Actualmente la torre central mide 135 metros de altura y, cuando la acaben, en pocos años, llegará a los 172 metros y será con diferencia la más alta de Barcelona. Durante décadas, uno de los alicientes de la Sagrada Familia era que sería muy difícil terminarla. Es imposible, nos decíamos. Verla en construcción, con sus grúas y sus operarios alrededor, era como una promesa de futuro. Incluso había voces que pedían detenerla y dejarla inacabada. A medida que se acerca el día en que pondrán la última piedra, y los vecinos más inmediatos sufren porque les expropiarán su casa, yo me pregunto si tiene sentido continuar. Pensemos en todos los souvenirs que tendrán que tirarse por obsoletos, en las guías de viaje, los mapas de la ciudad. La chica del tatuaje deberá rehacerlo, si quiere ser auténtica. Quizás la solución es que, cuando por fin la terminen, dejen la Sagrada Família tal y como está una temporada, espléndida, y después con toda naturalidad empiecen a desmontarla piedra por piedra. Y así toda la eternidad, construir y desmontar, por los siglos de los siglos hasta que se expíen todos los pecados de la humanidad.

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