Elecciones en Francia
Ruth Ferrero-Turrión

Ruth Ferrero-Turrión

Profesora de Ciencia Política en la UCM e investigadora sénior en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)

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Cuando situarse en el centro ya no es garantía de victoria

Emmanuel Macron  ha optado por apelar directamente a la ciudadanía. Primero adelanto electoral, después carta a los electores. Los rasgos populistas, que envuelven cada vez de manera más abrupta a la clase política europea, hacen su aparición

Macron acusa a Reagrupación Nacional y a La Francia Insumisa de llevar al país a una "guerra civil"

¿Qué se juega Francia en las elecciones legislativas de este domingo?

El presidente francés, Emmanuel Macron, en un acto en el Elíseo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, en un acto en el Elíseo. / NAHAN LAINE / BLOOMBERG

La noche del 9 de junio, el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, a la luz de los resultados electorales que otorgaban una amplia victoria a Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen, decidió convocar elecciones legislativas anticipadas. Esta convocatoria no fue otra cosa que una apelación a la ciudadanía francesa a volver a activar el “frente republicano”. Funcionó bien en 2002 en el enfrentamiento entre Jean-Marie Le Pen (17,79%) y Chirac (82,21%), más de sesenta puntos de diferencia. Pero la llegada de Marine, junto a la entrada en crisis del sistema de partidos francés, ha hecho que los márgenes sean más estrechos. Así, si en 2017 ganaba Macron con más de treinta puntos (66,10%-33,90%), en 2022 la diferencia se redujo a apenas diecisiete (58,54%-41,46%). Parece a todas luces evidente que el proceso de “desdiabolización” y “normalización” por el que ha estado apostando Marine Le Pen, y que se vio de manera singular durante la campaña de las presidenciales de 2022, está surtiendo efecto. De hecho, aunque por participación y tipología las elecciones europeas no son comparables, lo cierto es que los de Bardella superaron en quince puntos a los de Macron, y que en las encuestas de las legislativas la estimación de su partido se sitúa en el 36%, muy cerca de la mayoría absoluta. Ni el Nuevo Frente Popular de Izquierda, con un 27%, ni Renaissance de Macron, con un 20%, estarían en disposición de hacerle sombra.

Con estas perspectivas lo que sí parece claro es que Macron, de momento, no parece que esté en disposición de ganar este proceso electoral. Quizás ya contará con ello y su estrategia era la de desgastar a RN de cara a las presidenciales de 2027. Quizás confió en pillar por sorpresa a todos, a derecha e izquierda, con poco tiempo para organizarse. Sin embargo, las izquierdas fueron capaces de organizarse con premura y se sitúan en la segunda posición de intención de voto. Sea como fuere, no parece que nadie vaya a poder obtener mayoría absoluta y esto hará que sea imprescindible negociar en la Asamblea. Recuerden que, según la constitución francesa, no podría haber una nueva disolución hasta pasado un año (art. 12). Así que lo que es seguro es que, bien con la ultraderecha o con las izquierdas, habrá cohabitación.

Y en esta coyuntura Macron ha optado, como el 9 de junio, por apelar directamente a la ciudadanía. Primero adelanto electoral, ahora carta a la ciudadanía. De nuevo, los rasgos populistas, que envuelven cada vez de manera más abrupta a la clase política europea, hacen su aparición. Porque no es lo mismo que la llamada a evitar a la ultraderecha la haga Mbappé que el presidente de la República. Macron apela de manera abierta al voto republicano, alertando de los riesgos del voto a los extremos. En realidad, intenta situarse en el centro del espectro político francés. Y, sin embargo, como en otras muchas partes de Europa, ese centro está cada vez más escorado a la derecha, utiliza discursos anti-inmigración y negacionistas del cambio climático, sube la edad de jubilación, hace recortes que afectan especialmente a las clases populares, pero luego apela a la responsabilidad del voto frente las derechas ultras. Este es el gran error de una buena parte de la derecha tradicional y liberal europea, porque cuando asumes postulados ultras tus siglas no te salvaran de ser un ultra. Francia, como en otros momentos históricos, marca la tendencia que ya se atisba en otros lugares de Europa. Presten atención.

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