'Posprocés' o 'preprocés'
Caminamos como los cangrejos, hacia atrás: el discurso del déficit fiscal, calificado de “expolio” cuando a los nacionalistas se les calienta la boca, fue uno de los pilares del proceso independentista
El Gobierno trabaja en ‘fórmulas imaginativas’ de financiación para contentar a Catalunya y al resto de CCAA
El déficit fiscal de Catalunya se dispara al 10% del PIB y se acerca a su récord histórico, según la Generalitat
![El líder del PSC, Salvador Illa, en rueda de prensa este miércoles en el Parlament](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6ab49e7b-dea3-4057-8e52-bca39eab26b7_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
El líder del PSC, Salvador Illa, en rueda de prensa este miércoles en el Parlament / ACN
Todo hacía pensar, y muchos teníamos también ganas de creer, que el fracaso del independentismo, primero en 2017, y desde entonces hasta hoy en las urnas, nos conduciría a un escenario de 'posprocés'. Junts, ERC y CUP se quedaron el 12 de mayo muy lejos de la mayoría absoluta, mientras PSC, PP y Vox sí suman 68 diputados en el Parlament. Aunque ese es un tripartito radicalmente imposible, nos ofrece una foto del cambio acontecido. Parecía, pues, que se abría una nueva etapa donde, una vez concedida la amnistía, los temas de debate ya que no iban a ser los favoritos del victimismo nacionalista. Por desgracia, no parece que vaya a ser así. La investidura del socialista Salvador Illa, con el imprescindible apoyo de ERC, se ha vuelto muy difícil por la grave crisis interna que sufre la formación republicana. Y si finalmente se produce será 'in extremis'. Mientras tanto, el precio que le piden a Pedro Sánchez por parte de los republicanos, para hacer a Illa president, pero más tarde también lo exigirá Junts para aprobar los Presupuestos de 2025, es una nueva financiación que saque a Catalunya del régimen común y ponga fin al déficit fiscal.
Y en ese punto es donde en lugar de dirigirnos al 'posprocés', caminamos como los cangrejos, hacia atrás, hacia el 'preprocés'. El discurso del déficit fiscal, calificado de “expolio” cuando a los nacionalistas se les calienta la boca, fue uno de los pilares del proceso independentista. Y ahora de nuevo se insiste en los mismos argumentos, mezclando la financiación autonómica, o sea, el dinero que recibe la Generalitat para llevar a cabo sus competencias, con un relato de ahogo estructural, ya que, supuestamente, cada año enviamos a Madrid 22.000 millones de euros que no vuelven. Ese déficit se vendió durante el 'procés' como el cheque de la independencia, y ahora sirve para atacar un modelo de financiación autonómica que fue pactado por el tripartito de izquierdas con Rodríguez Zapatero, y que, si bien es mejorable, en ningún caso es injusto. Lo único inaceptable, por insolidario y antifederal es el cupo vasco, pero de eso aquí nadie habla.
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