Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Jordi Puntí
Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Una salvación artificial
Si te sumerges en el papel de la IA en la investigación científica y tecnológica, sus perspectivas dibujan unos avances fabulosos, pero a la vez algunos de sus creadores se ponen tremendistas y avisan de que en un futuro no tan lejano los humanos podríamos ser extinguidos
Hace más de medio siglo, en 1968, Stanley Kubrick nos avisó de los peligros de la Inteligencia Artificial. El robot que conducía la odisea espacial en ese 2001 de ficción se llamaba HAL y, cuando se rebelaba contra los humanos, tenía una voz serena; no de dictador, sino de gurú fumado que sabe lo que te conviene. Es esa calma controlada la que ahora me inquieta cuando alguien me habla del futuro en manos de la IA: la que ha venido para ayudarnos.
Hoy en día, si te sumerges en el papel de la IA en la investigación científica y tecnológica, sus perspectivas dibujan unos avances fabulosos, pero a la vez algunos de sus creadores se ponen tremendistas y avisan de que en un futuro no tan lejano los humanos podríamos ser extinguidos. ¡Ups! Error de cálculo. Este jueves, en el inicio del Sónar, dedicaron una mesa redonda a las intrusiones de la IA en el arte y la música. El título ya lo decía todo: ¿Generando pánico? Más que pánico, los diversos ponentes expresaron que hoy la incertidumbre convive con la fascinación por los nuevos lenguajes, a medio camino de los humanos y las máquinas. La transformación es un hecho y, según Marta Peirano, es necesario desconfiar primero de las multinacionales tecnológicas que desarrollan la AI.
En esa línea, cuando tengo dudas, pienso en el testamento escrito de James Lovelock. Hace más de medio siglo, Lovelock introdujo la Teoría Gaia, según la cual la biosfera de la Tierra es un ser vivo que se autorregula y protege de los desastres ambientales, y si los humanos somos una amenaza —que la somos— nos extinguirá. Se establecían así unos protocolos contra la emergencia climática, que los humanos no han sabido detener. Poco antes de morir en 2022, Lovelock publicó un ensayo titulado 'Novacene', en el que predecía la influencia de la IA. Con el novaceno dejaremos atrás el antropoceno, nos decía, y la suerte es que la “hiperinteligencia” artificial verá que la vida orgánica es necesaria para crear energía, incluso para su propia subsistencia, e impulsará soluciones que frenen las malas decisiones humanas en favor del medio ambiente. Ya lo iremos viendo. Como quien dice, faltan cinco minutos.
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