Tribuna
Eva Baró / Jordi Coronas

Eva Baró / Jordi Coronas

Eva Baró es presidenta de la federación de ERC Barcelona. Jordi Coronas es portavoz adjunto del grupo municipal y miembro de la ejecutiva de la federación de ERC Barcelona

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Una nueva etapa para Barcelona

Más que nunca, necesitamos ser fuertes, estar unidos y trabajar por el futuro de nuestra ciudad y abrir una nueva etapa que nos permita prepararnos para todo lo que tenga que venir

Barcelona

Barcelona / EL PERIÓDICO

En ERC estamos en un momento de reflexión interna, muy necesaria después de encadenar tres elecciones consecutivas donde una parte importante de la ciudadanía ha dejado de confiar en nuestro proyecto político.

Esto ha sido así a pesar del esfuerzo ingente y el compromiso firme que la gente de ERC hemos dedicado al país y a la causa de la libertad nacional y la justicia social estos últimos años. A pesar de haber liderado el país en un contexto muy adverso y haber conseguido hitos que sin duda han contribuido a mejorar la vida de la ciudadanía. La realidad, sin embargo, se ha impuesto y los últimos resultados electorales no son alentadores y nos obligan a reflexionar para poder encarar un nuevo tiempo con el horizonte de construir una Catalunya nueva, libre y progresista.

Del mismo modo que, cuando un ‘castell’ tiembla; la ‘pinya’, lejos de arrugarse, se mantiene más firme que nunca, en tiempos de decepción o de derrota lo que hace falta es redoblar el compromiso. Un compromiso claro y de mirada larga, también en Barcelona. Y es que hoy la ciudadanía pide que no nos quedemos encerrados en disputas, mirándonos el ombligo y lamiéndonos las heridas.

Lo que nos pide es que seamos útiles, valientes, luchadores. Nos pide que encontremos la manera de facilitar la vida a las familias, a los jóvenes, a la gente mayor ante los problemas del precio de la vivienda o para llegar a final de mes; que les ayudemos a superar los obstáculos que les impiden salir adelante; que espabilemos; que nos entendamos; que no tiremos la toalla; que asumamos riesgos para defender sus derechos individuales y también los derechos colectivos de nuestro país.

En definitiva, la ciudadanía pide y espera que hagamos realidad una idea de ciudad y de país, un proyecto que devuelva la ilusión. Así, el trabajo de los próximos años tiene que servir para dar respuesta y dibujar, una vez más, un camino para esta Catalunya que queremos, más moderna y progresista, más justa y libre. Y ante este momento social y político, no podemos renunciar a Barcelona.

Porque Barcelona, la capital de Catalunya, se encuentra en una encrucijada con muchos retos que no pueden esperar y que impactan en el día a día de barceloneses y barcelonesas. El impacto del turismo en determinados barrios de la ciudad, la falta de vivienda asequible y el encarecimiento del precio de los alquileres y la frágil situación de la lengua catalana en la ciudad son solo algunos de ellos. Cada día que pasa aumenta el riesgo de perder la identidad de Barcelona y no nos podemos desentender de ello. Además, Barcelona hace demasiados años que no ejerce de capital del país. Ha estado demasiados años viviendo de espaldas al resto de pueblos y ciudades y no ha ejercido el liderazgo que le corresponde. No podemos tampoco desentendernos de esta realidad porque la Barcelona que queremos debe ser el motor de la nueva Catalunya que haremos, a la vez que generosa con el país.

Y también porque estamos en deuda con la ciudad y, a la vez, con la propia organización barcelonesa que los últimos años, a través de su militancia, consejeros y consejeras de distrito, cuadros orgánicos y regidores y regidoras, ha trabajado muchísimo para colocar a Esquerra Barcelona en el lugar que le corresponde. Ahora, más que nunca, tenemos el deber y la obligación de arremangarnos para poner los valores republicanos al frente en la construcción del futuro de Barcelona, capital de Catalunya y una de las principales capitales europeas.

La Barcelona que queremos es la que sabe que ser innovadora y atractiva pasa, forzosamente, por no dejar de ser quien es. La ciudad que mira al futuro con optimismo, con la fuerza de los barrios, de sus calles vivas, de su gente… Una ciudad cosmopolita, urbana, diversa, con muchas hablas diferentes, pero que sabe que tiene una lengua preciosa que une, cohesiona y nos hace únicos. La ciudad que habla a las nuevas generaciones, que construye nuevos liderazgos, que genera oportunidades, que nos hace punteros en el mundo y que da respuesta a los retos que tiene.

El compromiso con esta Barcelona y con el país pasa por asumir riesgos y compartir. No por renunciar a nada, sino por estar más presentes que nunca. No pasa por empequeñecernos, sino por mirar bien lejos. No pasa por recluirnos, sino por dar pasos adelante, con orgullo. Más que nunca, necesitamos ser fuertes, estar unidos y trabajar por el futuro de nuestra ciudad y abrir una nueva etapa que nos permita prepararnos para todo lo que tenga que venir.

Y hacerlo de la mano de la militancia. Cuando hablamos de feminizar la política precisamente es para dejar atrás maneras de hacer política antiguas, con decisiones de despacho que no se abren al debate. El valor de nuestro partido es nuestra militancia, y se ha ganado el derecho a decidir nuestra estrategia los próximos años, si quiere asumir el reto de ser protagonista en la ciudad para que Barcelona se construya desde valores republicanos.

Representar a ERC desde Barcelona, capital urbana, auténtica, vanguardista, europea e inmensamente diversa, es un privilegio. Porque estamos en un proyecto político con 93 años de historia, de base asamblearia y valores republicanos profundamente arraigados, que trabaja por la justicia social y la libertad nacional.

En Barcelona, la organización es fuerte. La militancia, implicada. Ahora es tiempo de remar juntos pensando en lo mejor para la ciudad y mirando al futuro. Y, como siempre, haciendo que las grandes decisiones estratégicas tengan que ser validadas por las bases. Porque en momentos inciertos, la solución solo puede ser más democracia.