¿Merecer la victoria?

El libro de David Madí 'Merecer la victoria' (Destino), exsecretario de Comunicación de CDC, hijo político del pujolismo, perteneciente a la generación del Freedom for Catalonia, y posteriormente persona de confianza de Artur Mas, aporta nueva y valiosa información sobre los entresijos del 'procés', del que faltan bastantes piezas para completar el puzle. En el ejercicio de autocrítica que todavía tiene que hacer el independentismo, Madí incide en que “ni el 'procés' empezó en 2010 con la sentencia del Estatut, ni es un movimiento que viene justificado de abajo a arriba”. Se agradece la sinceridad porque en esos años convulsos algunos de los que estábamos en contra justamente afirmábamos eso mismo: que la controvertida resolución del TC no era el origen del 'procés', sino solo el pretexto que esgrimían las elites políticas soberanistas, y que la revuelta separatista contra el régimen constitucional se lanzó desde el poder de la Generalitat, actuando tanto la ANC como Òmnium de brazo civil.

Pese a las virtudes del libro, Madí comete el mismo error que critica al negar el engaño de la clase dirigente que diseñó el 1 de octubre, disculpándolo por una supuesta falta de conocimiento sobre Madrid y el poder del Estado. El problema del secesionismo no solo es que actuó de forma ilegal, sino que jugó a confundir la parte con el todo. Pese a no tener nunca la mayoría social, y reunir solo el 47,5% de los votos en 2015, ignoró hasta el final al resto de los catalanes. Cuando llegó la hora de la verdad, tras el exitoso pseudo referéndum, si las cosas se hubieran ejecutado tal como habían prometido sus líderes, habría estallado un conflicto civil en las calles de Catalunya. Afortunadamente, ni Junqueras ni Puigdemont quisieron dar ese paso. Aunque Madí acierta en la descripción de los sucesivos errores que cometió el independentismo y sus dirigentes, tampoco parte de un análisis sincero de la realidad. Nada ha hecho más daño a la sociedad y la economía catalana en los últimos cincuenta años que el proyecto separatista del que Madí también es responsable, una opción que nada tiene que ver con el catalanismo. 

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