NEWSLETTER
Albert Sáez

Albert Sáez

Director de EL PERIÓDICO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Donald Trump, condenado, ¿y ahora qué?

Donald Trump abandona el tribunal després de conèixer el veredicte del jurat, ahir. | JUSTIN LANE / AP

Donald Trump abandona el tribunal després de conèixer el veredicte del jurat, ahir. | JUSTIN LANE / AP

Cuando ya pensábamos que lo habíamos visto todo con Donald Trump, llega una condena por una treintena de delitos penales relacionados con el soborno a una 'stripper'. Lástima que el regocijo de la Europa biempensante no se va a traducir en una derrota electoral en los Estados Unidos. Trump es un populista puro, como Abascal, capaz de hacer una cosa y la contraria. Captar el voto de los grupos religiosos ultraconservadores interesados en su batalla cultural contra el feminismo y otras formas de progresismo y, a su vez, presumir de tener tratos con una 'stripper' sin guardar el más mínimo decoro. Estamos en la era de las identidades múltiples y la sociedad digital acepta que se pueda ser rico y de izquierdas o putero y meapilas. Aún me pregunto qué deben pensar muchos votantes de Vox que rezuman, como mínimo, un antisemitismo cultural de la visita de Abascal a Netanyahu con el objetivo de confrontar con Sánchez y dejar fuera de juego a Feijóo.

No será fácil desde ahora defender una cierta superioridad moral de la democracia estadounidense frente a autocracias como Rusia o China. La diferencia, eso sí, es que a Trump lo han juzgado y condenado mientras que Putin ni siquiera tiene que perder el tiempo acudiendo a los juzgados.

No es sencillo ganar la batalla al populismo. Lo fácil es caer en su dinámica como les ocurre en más de una ocasión a Sánchez o a Feijóo pero también a Macron o a Boris Johnson. Apelar a los métodos de persuasión que utilizan tachando de poco inteligentes a los electores no hace más que reforzarlos. Exhibir la tradicional superioridad moral de la izquierda o de los liberales no es eficaz. Solo queda la regeneración democrática, la defensa del Estado de derecho, de la igualdad de oportunidades y el abrazo a la razón frente a las emotividades desbocadas. Ese camino es más largo, pero en casos como el de Trump es el único posible. Biden no lo conseguirá.

Suscríbete para seguir leyendo