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Carme Poveda

Carme Poveda

Directora de Análisis Económico de la Cambra de Comerç de Barcelona. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO

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Europa decide

Europa solo podrá competir con los grandes gigantes mundiales si refuerza su unión y esto pasa necesariamente por la armonización de normas entre países, la simplicidad normativa y la desburocratización, y el aumento del presupuesto europeo

La UE busca un nuevo pacto de competitividad para frenar su declive y hacer frente a China y EEUU

Leonard Beard

Leonard Beard / Michael Kappeler/Dpa - Archivo

El día 9 de junio votaremos la composición de Parlamento Europeo, que se renueva cada cinco años. El Parlamento resultante escogerá al presidente o presidenta del Parlamento Europeo e, indirectamente, al de la Comisión Europea. España elegirá a 61 de los 720 eurodiputados.

Pero, para muchos ciudadanos, estas elecciones les quedan lejos. Quizás desconocen que el 75% de las leyes españolas emanan de Europa y que la obligación del Gobierno nacional es trasponer al ordenamiento jurídico español las directivas europeas. Pero, a pesar de que Europa decide mucho sobre nuestro día a día, todavía decidirá mucho más en el futuro en aspectos clave como la lucha contra el cambio climático, la política migratoria, la economía o la seguridad y la defensa, entre otros muchos.

El 2023 se cumplieron 30 años del Tratado de Maastricht y de la creación del mercado único europeo. Desde entonces, se ha puesto en marcha un amplio proceso de reflexión sobre las oportunidades y los desafíos que presenta. Las presidencias española y belga encargaron la elaboración de un informe al exprimer ministro italiano y presidente del Instituto Jacques Delors, Enrico Letta. El informe titulado «Más que un mercado»,, presentado en abril de 2024, ha sido ampliamente comentado. El informe saca los colores a una Europa burocratizada, descoordinada, lenta y con carencia de ambición. El resultado de esta carencia de ambición es que la UE ha ido perdiendo relevancia económica al mundo, que la productividad europea renquea y que las empresas europeas están lejos de poder competir en dimensión con las norteamericanas.

El informe Letta marca el camino que tiene que seguir Europa para afrontar los nuevos desafío globales y no caer en la irrelevancia. Si queremos que la Unión Europea sea un auténtico mercado único que pueda competir con las dos grandes potencias mundiales, Estados Unidos y China, habrá que avanzar hacia una política europea única en materias como el sector bancario, el mercado de capitales, los transportes, el mercado energético, las telecomunicaciones, la armonización fiscal o la defensa, unos ámbitos que fueron reservados a los estados miembros desde el nacimiento del proyecto europeo. Esta fragmentación en 27 mercados y el gran tsunami regulatorio al cual se enfrentan las empresas las ahoga hasta el punto de limitar su crecimiento y su competitividad exterior.

Letta concretó algo más en su intervención en las Jornades del Cercle el pasado día 24 de mayo y dijo que habría que crear un pasaporte europeo para que las empresas inviertan sin trabas en todo el territorio de la UE. Para hacerlo, propone crear un régimen jurídico supranacional, pero sin que sea necesario cancelar las normas de los estados miembros: con la convivencia de los dos sistemas, pero con la posibilidad de que las empresas puedan escoger uno de los dos marcos administrativos. De este modo, se podrían superar las barreras que hoy tienen las empresas en operar en diferentes países europeos, por la gran heterogeneidad de criterios y normas que se aplican en cada lugar.

Coincidiendo con las Jornades del Cercle, el Consejo Europeo publicaba un informe en el que, asumiendo las recomendaciones de Letta, encarga a la Comisión que prepare una estrategia para crear un mercado único modernizado antes de junio de 2025.

Para satisfacer esta necesidad, el Consejo pide que se eliminen las cargas administrativas innecesarias y las obligaciones de cumplimiento (es decir, la presentación excesiva de informes). También pide que se identifiquen y eliminen los obstáculos para el crecimiento de las empresas, incluidas las pymes, y que se apliquen soluciones digitales en la futura regulación (principios como «pensar primero a pequeña escala», «solo una vez», «digital por defecto» o «el pasaporte pyme»).

Europa solo podrá competir con los grandes gigantes mundiales si refuerza su unión y esto pasa necesariamente por la armonización de normas entre países, la simplicidad normativa y la desburocratización y el aumento del presupuesto europeo. No todos los países están dispuestos a avanzar en este sentido, porque supondría una pérdida de soberanía nacional. Hará falta, pues, reducir la posibilidad de veto que ejercen algunos países y avanzar en la integración europea con aquellos que estén convencidos, y quizás hacerlo a dos velocidades. La alternativa a no hacer nada la ha señalado el presidente Macron, con cierto pesimismo: “Europa podría morir”.

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