Opinión | Apunte

Rafael Vilasanjuan

Así se pierde la guerra

Israel confunde el objetivo de acabar con Hamás, con su propia supervivencia, mientras acaba impunemente con miles de vidas de población palestina inocente y asedia y amenaza a todos los que quedan vivos

Aumento de muertos en Palestina.

Aumento de muertos en Palestina. / FATIMA SHBAIR

Una cosa es la guerra y otra el relato. Se puede avanzar y ganar en el frente, pero al mismo tiempo perder en la retaguardia, el punto crítico en el que ahora está el conflicto entre Israel y Palestina. Mientras arrecian los ataques sobre la ciudad de Rafah, el último refugio de la franja de Gaza, a Israel le caen como misiles en una sola semana decisiones internacionales que, aunque parezcan palabrería, comprometen seriamente su legitimidad y le aíslan aún más.

Noruega, Irlanda y España han roto el bloque europeo de los países complacientes que no tienen en cuenta que la población palestina tiene los mismos que la defensa de la seguridad de la población civil israelí. La guerra ha dejado de disputarse solo en la franja, ha entrado también en los despachos de los dos principales tribunales internacionales, primero con una demanda de detención a Netanyahu y su ministro de defensa y desde el viernes con una demanda aún más severa de parar las operaciones militares en Rafah.

Esta ha sido la semana más negra desde el inicio del conflicto para un gobierno, -el de Israel-, que confunde el objetivo de acabar con Hamás, con su propia supervivencia, mientras acaba impunemente con miles de vidas de población palestina inocente y asedia y amenaza a todos los que quedan vivos. A pesar de que el gobierno de Israel sostiene que cualquier crítica a sus operaciones es antisemita o aún peor, una defensa de Hamás, lo que se está empezando a oír de la comunidad internacional es que, aunque los terroristas por definición se salten todas las leyes, un Estado, si no quiere caer en esas mismas prácticas terroristas no puede tener mano libre, como pretende el gobierno de Netanyahu y los ultraconservadores que le sostienen en el poder. La demanda de la Corte de la ONU es muy clara, si no paran las operaciones militares en la última trinchera, la población morirá por el asedio, algo muy próximo al delito de genocidio. El aviso está dado. De seguir este camino, aunque ganen terreno así van a perder la guerra.

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