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Literatura
Jordi Puntí

Jordi Puntí

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

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Actualizar a los clásicos

Si hablamos de griegos y latinos, vivimos en una época brillante de las traducciones al catalán: son versiones atentas al lector de hoy, sin hacer concesiones banales, pulidas sin artificios, que con una oreja atienden a la tradición literaria y con la otra captan una lengua actual, viva

Excavaciones del teatro romano de Tarraco.

Excavaciones del teatro romano de Tarraco. / DEPARTAMENT DE CULTURA

LEER. Italo Calvino nos convenció de que hay que leer más a los clásicos. “Un clásico”, decía, “es un libro que nunca ha agotado todo lo que puede decir”. Es decir, es un libro que está vivo, pero a su vez para que esté vivo debe alimentarse, buscar acuerdos con el presente. En 1919, cuando publicó su primera versión de la 'Odisea', Carles Riba escribía: “Cada época ha preferido a un Homero, de acuerdo con el gusto y los hábitos poéticos de moda: ufano de conceptos, o artificiosamente pulido, u oratorio, o primitivo, o incluso sumisamente escolar”. Si hablamos de clásicos griegos y latinos, vivimos en una época brillante de las traducciones al catalán: son versiones atentas al lector de hoy, sin hacer concesiones banales, pulidas sin artificios, que con una oreja atienden a la tradición literaria y con la otra captan una lengua actual, viva. Pienso en el trabajo de traductores como Pau Sabaté —con una reciente 'Ilíada', y un retal de las 'Geòrgiques' de Virgilio— o de Eloi Creus, que acaba de publicar en un volumen tres comedias de Aristófanes —'La pau', 'Núvols' i 'Els ocells'— que son una fiesta de juegos de palabras y erudición.

ESCUCHAR, VER, CELEBRAR. Actualizar a los clásicos también es situarlos en su contexto histórico. Es lo que hace el festival Tarraco Viva desde hace más de dos décadas: convierte el patrimonio y herencia romana en escenario natural para divulgar la cultura clásica. Hasta el 26 de mayo, si pasan por Tarragona, encontrarán cientos de propuestas. Este año el lema es “El Mediterráneo en la antigüedad” y se ofrecen monólogos sobre la esclavitud, los perfumes o las tabernas; lecturas, debates, presentaciones de libros, exposiciones, talleres sobre cómo hacer mosaicos o caligrafía griega y latina, cursos de cocina en la antigua Roma... Todo ello, además, en escenarios naturales como el Camp de Mart, las murallas, el anfiteatro y el circo romano —piedras que nos recuerdan la influencia de una ciudad que fue capital imperial. Visitando esta Tarraco viva, al igual que leyendo a los clásicos, se consigue el raro privilegio de estar en dos sitios a la vez, el pasado y el presente.

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