Opinión |
Escenario poselectoral
Joan Roca Sagarra
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Pactar para gobernar

Es el momento de acordar y aplicar políticas públicas que se focalicen en el bien común, y no en una visión ideologizada que adultere el interés general

Así es el proyecto Hard Rock que ha tumbado los presupuestos en Catalunya

Los pronósticos dibujan un junio lluvioso en Catalunya y alejan la peor cara de la sequía

Leonard Beard

Leonard Beard / Ferran Nadeu

Cada año, el Edelman Trust publica un barómetro sobre el nivel de confianza de los ciudadanos en la competencia de las instituciones de diversa índole para resolver los problemas relativos a la sostenibilidad, los derechos humanos, la sequía o el nivel de calidad democrática. La encuesta mide la capacidad técnica y la actuación a nivel ético o de transparencia (se pueden leer las conclusiones en el Edelman Trust Barometer, www.edelman.com).

La conclusión, cuando se hace referencia en España, es preocupante: el desequilibrio entre instituciones es patente y las empresas son las únicas percibidas como competentes y éticas. La percepción de la ciudadanía es que, a la hora de lanzar y promover políticas públicas, las empresas están más preparadas y son más competentes, a la vez que actúan de forma más ética y honesta. De hecho, la calificación que se hace de la capacidad técnica y competencia de los gobiernos y administraciones no solo está muy por debajo de empresas y oenegés, sino que obtienen una nota por debajo de 2 sobre 10.

Y no sorprende que así se perciba cuando acabamos de celebrar unas elecciones porque el Parlament ha sido incapaz de pactar unos presupuestos generales, con la excusa de que el proyecto Hard Rock solo beneficiaba a unos cuántos: el discurso anti-empresa ha comportado que no fueran aprobados los presupuestos, que contenían partidas para hacer frente a la sequía, para luchar contra el fracaso de Pisa o promover vivienda pública, ante la crisis de la vivienda. Una demostración más que, ante los grandes retos, cuenta más la posición minoritaria contra un proyecto empresarial que las necesidades de los más vulnerables. Ante la necesidad de promover políticas públicas, el Govern y los grupos parlamentarios no tuvieron la competencia ni la capacidad de llegar a un acuerdo sobre los presupuestos que las hicieran posibles.

Es momento de constituir un gobierno, según los resultados de unas elecciones en las que la gente de Catalunya, un vez más, mostró criterio y sentido común. Los mensajes son claros, y parece que uno está por encima de todos: la gente quiere un gobierno que gobierne. La gente quiere un gobierno que se muestre competente y capacidad para ganar estabilidad y ofrecer a su país las políticas públicas que promuevan el bien común.

Y el bien común, ante un problema de sequía, es decidir sobre si las piscinas se pueden llenar o no. Y esta decisión no puede verse corregida por el mero hecho de que haya llovido dos días y medio. Es poco serio. Y mucho menos que el verdadero caballo de batalla de la norma acabe resultando el uso de las piscinas, en una decisión de colectivización de los bienes privados, en lugar de focalizar la problemática en el agua en sí misma. Se pueden llenar o no se pueden llenar, esta tendría que ser la problemática ante la sequía.

Es el momento de pactar para gobernar, y no para estar en el Govern. Pactar para acordar y aplicar políticas públicas que se focalicen en el bien común, y no en una visión ideologizada que adultere el interés general. No podemos aceptar más retraso en los acuerdos para hacer gobierno o aprobar unos presupuestos, porque -tanto a nivel geopolítico como nivel local- la polarización puede acabar castigando a aquellas regiones que no sepan superar las diferencias para promover las políticas comunes de sostenibilidad, ante la sequía y el cambio climático, que nos permitan luchar conjuntamente para que la solución al problema de la vivienda no se cargue únicamente a la promoción privada (para acabar limitando los alquileres) o que se hagan grandes proclamas para una mejor educación sin dotarla de más presupuesto. Ahora toca 'fer país' y dejar de hacer grandes debates ideológicos, si con estos no se puede llegar a acuerdos pragmáticos y concretos.

Catalunya ha perdido unos meses por carencia de acuerdo en los presupuestos. Catalunya no merece más retrasos ni esta incapacidad de encontrar vías de entendimiento. Hagamos que el barómetro del “Edelman Trust” se equivoque y que, desde los gobiernos y las administraciones, se lancen las políticas para que ganemos todos.

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