Opinión |
La hoguera
Juan Soto Ivars

Juan Soto Ivars

Escritor y periodista

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¿Quién mató al periodismo?

La imprenta de 'The New York Times' publicando ejemplares del diario.

La imprenta de 'The New York Times' publicando ejemplares del diario. / Caitlin Ochs / Reuters

El periodismo nunca morirá, pero hoy existen motivos de sobra para hacerle una autopsia. Teodoro León Gross se ha puesto en modo forense y acomete la tarea en 'La muerte del periodismo' (Deusto), donde analiza el colapso de un sistema económico, la prensa tradicional, que sostenía una forma de hacer periodismo muy cara, muy precisa y muy importante. Grandiosas investigaciones que llevan meses de trabajo sin que los periodistas se dediquen a otra cosa, voz perentoria y escuchada en los editoriales y las secciones de opinión, capacidad de influencia directa sobre la opinión pública y vacunas contra la polarización política: son algunos de los elementos que León Gross señala como fallecidos o en vías de desaparición.

Hablábamos de su libro delante del público en una librería de Madrid. Estábamos con el autor Daniel Gascón, Lucía Méndez y yo, y el público era tan numeroso que se salía por las ventanas: se notaba el interés de la gente, entre preocupado y morboso. Las ganas de asistir a la autopsia. Por casualidad presentábamos el libro el lunes en que Pedro Sánchez salió a decir entrelíneas que su carta para expresar la repulsa por los bulos era, en cierta forma, un bulo: un paso en una estrategia maniquea de polarización para alimentar la discordia entre los periodistas y los seudoperiodistas, etiqueta disponible para quien haga mal su trabajo y también para quien amenace los intereses del gobierno.

Me impresionó aquel día, en particular, la pesadumbre con la compareció ante el público Lucía Méndez. Ella misma admitía haber intoxicado a sus lectores, involuntariamente, al transmitirles lo que todas las fuentes en el Partido Socialista estaban difundiendo aquellos días: que la cosa iba en serio, que las posibilidades de una dimisión eran notables, etcétera. Lucía Méndez es una periodista: como si pusiera el acento en lo que León Gross cuenta en su libro, dijo sentirse como un dinosaurio que trata de respirar entre las cenizas ardientes del meteorito. Así no se puede trabajar, se quejaba.

Si la pregunta detectivesca es ¿quién mató al periodismo?, a las razones de colapso económico, digitalización, mediocridad, precariedad y propaganda política, habría que sumar las de la opinión pública, corresponsable del delito: ¿está hoy la mayoría de la gente interesada en la verdad o en sentirse en posesión de la verdad? Y en consecuencia: ¿qué servicio ofrece la prensa?

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