Las elecciones y el Sabadell

El presidente del Instituto de Empresa Familiar, Ignacio Rivera (Estrella de Galicia) le dijo a Pedro Sánchez en la asamblea del IEF: “Necesitamos un clima político más sosegado y una democracia en la que quepamos todos”. Antes Sánchez había elogiado la aportación de estas empresas a la economía y al empleo. Era la primera vez en cinco años que Sánchez asistía a este conclave y el 2023 hubo un choque sonado cuando el Gobierno atacó la decisión de Rafael del Pino -socio del IEF- de que Ferrovial cotizara en Wall Street. 

Este domingo se vota en Catalunya en unas elecciones en las que Salvador Illa, que encabeza las encuestas, propone “pasar página” del 'procés' para lograr un clima “más sosegado” y una Catalunya “en la que quepan todos”. A Illa no le ha hecho falta el consejo del presidente del IEF. Habrá que ver si se confirma su victoria y luego serán precisas negociaciones transversales y complicadas para la investidura. En otro caso, nuevas elecciones y poco sosiego.

Y hay movimiento económico. Puig ya está en bolsa y el BBVA ha lanzado una opa hostil al Sabadell. Traerá mucha cola y convienen algunas reflexiones. Una, para el BBVA sería una gran operación. Tiene mucho negocio en México y Turquía, el Sabadell compensaría y aumentaría su volumen. El BCE lo recomienda para que no se repita lo del 2008, cuando parte de la banca desfalleció y llegó la peor crisis desde 1929. Dos, las fusiones que el BCE aconseja más son entre bancos de países distintos para crear así un mercado financiero europeo. Tres, el Gobernador del Banco de España, Hernández de Cos, ha dicho que en España había exceso de bancos, pero que conviene pensar porque la consolidación puede perjudicar la competencia y el servicio a los usuarios. 

Sigamos. Cuatro, las opas hostiles en la banca son raras y suelen acabar mal. Sánchez-Asiaín, entonces estrella ascendente, tuvo que dejar la presidencia del Banco de Bilbao tras el fracaso de su opa sobre Banesto de 1987 que produjo el salto a la fama de Mario Conde. Cinco, los analistas dicen que las opas difíciles necesitan no solo intercambio de acciones, también pago en metálico. Seis, el BBVA debía ser muy prudente porque su intento anterior (2020) fracasó porque apretó demasiado las tuercas.

Siete, recuerdo que entonces -el Sabadell no iba bien- pensé que, conocida la negociación, el Sabadell estaba atrapado y no había marcha atrás. Pero el presidente, Josep Oliú, no cedió, abandonó las funciones ejecutivas, cambió de consejero-delegado y el Sabadell ha tenido una recuperación espectacular. Ahí están los beneficios del primer trimestre y los del 2023. Ocho, ¿por qué, pues, el BBVA se lanza a una operación 'no solicitada' antes de tantear bien el terreno? ¿Creía que el Sabadell sucumbiría al no tener un núcleo accionarial fuerte?

El gobernador del Banco de España dice que en 15 años ha aumentado mucho la concentración bancaria y que ya pasamos la media de los mayores países europeos

Nueve, lo que para el BBVA era una buena operación era más discutible para el Sabadell que ha sobrevivido pese a que las muchas absorciones realizadas antes de la crisis -la mayor, el Atlántico- aún le dejaron a distancia de los tres grandes. Diez, el Sabadell no es un banco más. Está centrado en el crédito a las pymes y ya no es un pequeño banco local. Tiene mucha clientela en Catalunya y Levante. Por eso, el Foment, Pimec y otras entidades empresariales han alzado la voz. Once, los Oliu. El padre, Joan, era director general adjunto, cuando le conocí (1972) y el entonces director general, Monras, iba en autobús de Barajas a Madrid cuando otros banqueros catalanes (con mal final) tenían coche y chofer esperándolos. Josep entró en el banco más tarde, tras estudiar en Estados Unidos y trabajar en el entorno de Carlos Solchaga. Los Oliu no eran accionistas sino aplicados empleados. Y llevan el Sabadell en la sangre. 

Doce, la opa hostil será analizada por el BCE, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la de la Competencia, que pondrá condiciones y -el ministro Cuerpo lo ha proclamado- el Gobierno tiene la última palabra. Por una ley del 2014, de Luis Guindos, sobre la banca. No será un trámite fácil. Y además la opa ha coincidido con las elecciones catalanas y europeas, mal momento. Que el gobierno Sánchez, el de Catalunya (ERC) y el de Valencia (PP) sean reticentes es algo que unos banqueros que supieran husmear habrían tenido en cuenta.    

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