Levantó cabeza
Había algo de atractivo en engañarte a ti mismo y pensar que, con tus mentiras, ibas a contracorriente, como un rebelde
![Una persona, en silencio.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/1e2f81c5-76a4-4fc0-8d34-11a12b31bef1_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg)
Una persona, en silencio.
Quién no tiene una historia secreta con la mentira. Es difícil vivir todo el tiempo de espaldas a ella. En su momento, implicó en cierto modo una existencia equivocada, en el sentido que no decir la verdad era un error: esa historia acababa mal. Pero cómo vivir sin extraviarse. Mentías y descendías a lo más bajo. Pero la mentira no se deprimió y muy lentamente levantó cabeza. Creyó en sí misma. Gracias al relativismo, con el tiempo se volvió una diablura, un asunto que se traía entre manos gente marrullera, pero sagaz. Algo era algo. Te llamaban mentiroso y ya no agachabas la mirada. Peor sería que hicieses pis en la piscina. De hecho, también hacías pis. Había algo de atractivo en engañarte a ti mismo y pensar que, con tus mentiras, ibas a contracorriente, como un rebelde. ¿Tan malo era eso? Pasamos, lentamente a otro estadio, en el que la mentira era un acontecimiento convenientemente disfrazado, o camuflado con el entorno en el que se vertía, como un camaleón.
Pero el mundo avanzaba rápido, se volvía más complejo, y sobre todo más confuso, y lo siguiente fue que la mentira ya no tenía que esforzarse en disimular, y a algunos ojos pasaba por verdad. De pronto, ese era un trabajo ímprobo, y en alguna medida, ya innecesario. No merecía la pena. Así que después de la vergüenza, lo siguiente fue sacarse la careta. La mentira ya no era mentira, o en todo caso no se revestía de connotaciones negativas. Acababa de encontrarse una fórmula novedosa, no exenta de riesgo, que incluso podía recibir el nombre de verdad alternativa, por ejemplo. El sistema había llegado casi a la perfección.
El mentiroso ya alcanzó el alto de la escalera, y saca pecho. Lo primero que piensa es que no miente, aunque todo el mundo lo advierta. Y en todo caos, es un mentiroso 'sui generis', con altos toques éticos. No es, digamos, de los que se esconde, y miente a hurtadillas. Es un especialista en soluciones, y a ellas se llega diciendo la verdad o mintiendo. La mentira es una alternativa como cualquier otra. Y si crees en ella, no hay ya ni un pero que ponerle.
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