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Elecciones
Rosa Paz

Rosa Paz

Periodista. Comité editorial de EL PERIÓDICO

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Singularidades vascas

Ante unos candidatos desconocidos, los electores votarán por ideología, por tradición, porque les gustan los programas de los partidos, pero no por liderazgo

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Como consecuencia del terrorismo y sus secuelas, el País Vasco no ha vivido todavía un periodo de democracia plena. Pero esa situación excepcional está llegando a su fin, aunque el PP se empeñe en proclamar lo contrario, una vez que la violencia de ETA desapareció hace casi 12 años y que su brazo político ha asumido el camino de la normalización sistémica, al estilo del Sinn Féin irlandés, que, acabada su travesía del desierto, ha estrenado recientemente Gobierno en Irlanda del Norte. La coalición abertzale, que también atraviesa su propio páramo, agrupa no solo a los herederos de Batasuna, también a formaciones que nunca apoyaron la violencia como Aralar, Esker Batua o Eusko Alkartasuna, y no hace alarde de unas aspiraciones independentistas que solo apoyan el 20% de los vascos.

El hecho de que los jóvenes no tengan memoria del terrorismo ayuda además a Bildu a competir en igualdad de condiciones con el PNV, como lo hace su programa de izquierdas para afrontar problemas en la sanidad o la vivienda, terrenos en los que el nacionalismo en el poder ha perdido, en los últimos años, una parte del prestigio ganado durante legislaturas de buena gestión. En esos aspectos se centra, de hecho, la campaña electoral, que protagonizan tres desconocidos: Imanol Pradales por el PNV, Pello Otxandiano por Bildu, y Eneko Andueza por el PSE, a quienes prácticamente la mitad de los vascos no ponen cara. Votarán por ideología, por tradición, porque les gusten los programas de sus partidos, pero no por su liderazgo.

Esa es una de las singularidades vascas. Otra, que allí no se reproduce la bronca sobre corrupción o amnistía y la tercera, que, gane quien gane y salvo sorpresas, gobernará el PNV en coalición con el PSE, como es costumbre. Bildu, aunque fuera primera fuerza, sabe que aún le queda desierto por recorrer. La última particularidad es que, como predijo Mario Onaindia, Euskadi saldrá de esta más nacionalista y más de izquierdas, con el 75% del voto concentrado en los dos partidos nacionalistas, el conservador y el radical.