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¿Acto de Gobierno o acto de campaña?

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz sellan el acuerdo para una nueva coalición de Gobierno

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz sellan el acuerdo para una nueva coalición de Gobierno / JOSÉ LUIS ROCA

Albert Sáez

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La presunta escena final de amor entre Sánchez y Díaz se ha organizado en torno a la jornada laboral que se supone que se va a reducir a 37,5 horas. En una democracia avanzada, eso no lo decide el Gobierno sino los agentes sociales. Solo hace falta escuchar lo que dijeron este mismo lunes los representantes de la empresa familiar para ver lo complejo de esa propuesta. Reducir la jornada sin mejorar la productividad es incrementar los costes salariales en un tejido empresarial tensionado por la inflación. Las empresas que no venden servicios esenciales o que no venden al Estado no tienen margen para repercutirlos en sus precios. Pero, claro, mejorar la productividad es algo que no se puede hacer una tarde como exige la era de TikTok. 

Si se quiere abordar en serio este asunto, y el de los salarios como ya piden también los empresarios, la clave es hablar de cómo mejorar la productividad que ayudaría, entre otras cosas, a que los trabajadores no industriales cumplieran sus horarios cosa que ahora no pueden hacer. Según decía hace poco en una entrevista en el diario 'El Mundo' el economista Jesús Fernández-Villaverde (el único que en 2008 habló sin tapujos de la devaluación interna que se acabó haciendo), la productividad no ha mejorado en España desde los años 70. Y eso no es culpa de los trabajadores, pero sí responsabilidad de las empresas y, muy especialmente, del Gobierno: los países que emplean a la mayoría de sus trabajadores en el sector público o en el sector servicios es muy complicado que mejoren la productividad. Es más fácil en las economías basadas en el sector industrial y, particularmente, las que se basan en la innovación y en la tecnología. Pero, claro, eso obliga a aprovechar oportunidades que se están perdiendo como las de los fondos europeos. Y es menos popular que lo de la reducción de la jornada laboral. De manera que, paradójicamente, lo de ayer parece más un acto de una nueva campaña electoral que de otro Gobierno de coalición. 

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