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Ni el catalán, ni el castellano

Los resultados de las competencias básicas no pueden considerarse como prueba del fracaso del modelo de inmersión

Los estudiantes de sexto de primaria y de cuarto de ESO hablan mejor en castellano que en catalán

El reto de la comprensión lectora: "Los alumnos que no leen con fluidez tendrán problemas en toda la escolarización"

Comprensión lectora

Comprensión lectora / MANU MITRU

La Conselleria d’Educació ha hecho públicos esta semana los resultados de las pruebas de competencias básicas de los escolares de sexto de primaria y cuarto de ESO. Se apuntan algunas fluctuaciones más o menos significativas, pero sin grandes cambios relevantes o que representen tendencias consolidadas respecto a los resultados habituales.

Si nos centramos en el detalle, el incremento de los resultados en inglés y, de forma no tan significativa, en matemáticas podría ser un efecto de la recuperación progresiva de lo perdido durante la pandemia en áreas en que es más precisa la intervención presencial de los docentes. Y los peores resultados en expresión oral en catalán respecto al castellano pueden ser perfectamente un reflejo de la práctica cotidiana entre las generaciones analizadas.

Si profundizamos más, una cierta tendencia a la reducción de distancia entre el grupo de alumnos con peores resultados y aquellos con competencias por encima de la media puede tener distintas explicaciones. La más positiva, de ser así, sería interpretarlo como consecuencia de las políticas de corrección de la segregación educativa, que intentan reducir la concentración de escolares con mayores necesidades en solo algunos centros.

Otro posible motivo sería, de nuevo, un efecto retardado y positivo de la recuperación de la normalidad: si los alumnos cuyas familias tienen menos recursos (económicos o de capital cultural) son quienes sufrieron más la desconexión escolar, sería lógico que se beneficiaran del retorno de la presencialidad. Sin embargo, ha pasado ya tiempo suficiente para que los efectos pospandémicos sean la solución por defecto para explicar cualquier distorsión en los resultados o el funcionamiento ordinario de la escuela.

Estas pruebas periódicas también detectan fenómenos menos coyunturales. La segregación quizá se reduce, pero sigue siendo excesiva. Los resultados de las pruebas generales en catalán y castellano han sido utilizados a menudo desde ópticas interesadas de distinto signo: ni prueban necesariamente que el nivel de catalán y castellano es equivalente, ya que ambas pruebas pueden no ser estrictamente homologables entre sí, ni los resultados pueden considerarse como prueba del fracaso del modelo de inmersión.

Lo que se demuestra es una erosión general de la capacidad lingüística, de expresión y de comprensión de los alumnos en ambas lenguas. Déficit de atención, pérdida del hábito lector, dificultad para enfrentarse a discursos que no sean fragmentarios y breves son señales de alarma que requieren una reflexión sobre la práctica docente, pero también sobre los hábitos de consumo cultural en cada familia. Lo mismo sucede con las matemáticas: la innovación pedagógica no debe ser un dogma, y debería pasar por un análisis riguroso de sus resultados.

En España se ha renunciado a un sistema de ránkings escuela por escuela al estilo anglosajón para no convertirlos en un instrumento adicional de desigualdad. Tal como están planteadas, las pruebas de competencias básicas sirven para detectar alumnos individuales que requieren de mayor atención y escuelas en situaciones más deficientes que exigen una intervención más decidida de la Administración. Que estos datos no sean públicos no quiere decir que desde estas dos instancias no se actúe en consecuencia para corregir las desviaciones.