Opinión |
Acoso
Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Profesora de la UOC y periodista.

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Mujer, ¿cuánto sabes de fútbol y consentimiento?

Es una pena que estos hombres no hayan aprendido de todo el machismo mostrado por la Federación: la infantilización hacia las mujeres, su instrumentalización, la desautorización, la intimidación, la invisibilización, el paternalismo

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El beso de Rubiales a Hermoso en la entrega de medallas del título mundial.

El beso de Rubiales a Hermoso en la entrega de medallas del título mundial.

En estos días del caso Rubiales se repetía un patrón, cuando publicaba una noticia sobre el tema en redes. Aparecían siempre varios comentarios de hombres que me preguntaban: “¿Me dices cinco nombres de jugadoras sin mirar en Google?”, “¿Qué resultado tuvo la selección en octavos del campeonato pasado?”, “¿De qué club eres socia y cuántas jugadoras hay?”. 

Tengo tantas preguntas de estas que me dan para montar un trivial. Como patrón, también ha ocurrido a compañeras de prensa deportiva, pero mostraban más ahínco cuando descubrían si trabajabas en igualdad o eras feminista porque…“tú vas a venir ahora a hablarnos de fútbol”. No contemplaban que hemos podido hacer información deportiva. O que nos puede gustar o practicar un deporte, sin más.

Podemos definir esta técnica como una variante del 'sealioning', un tipo de troleo o acoso donde te preguntan sin que tengan ningún interés en lo que vayas a responder, sino solo para que pierdas el tiempo, ridiculizar y humillar. Porque, aunque parezca que cuestionan de forma cortés, exigen siempre pruebas de tu nivel. Y a la primera que respondas nunca pararán de repreguntar. Es como una luz de gas mezclada con la conocida ametralladora de falacias. Hasta que pierdas las formas y ellos ataquen, que es su objetivo. 

Decía que es una variante del 'sealioning' porque igual que existen conductas como el 'mansplaining' (hombres que nos explican cosas) y el 'manspreading' (el despatarre masculino), podemos decir que también está el 'manslioning' o 'mansinquiring'. Si nos dejamos de anglicismos, sería “machopreguntón”. Ninguna mujer, incluso las que no apoyaban a las jugadoras, caía en esta actitud. Solo ellos. Ya se sabe: el fútbol es “su” terreno intocable. Luego, quizás, no le preguntes sobre las medicinas de sus padres o sus hijos, o qué poner mañana de comer. Porque suelen complementar el patrón macho alfa.

Es una pena que estos hombres no hayan aprendido de todo el machismo mostrado por la Federación: la infantilización hacia las mujeres, su instrumentalización, la desautorización, la intimidación, la invisibilización, el paternalismo... Y aprender todo lo bueno que ellas nos han enseñado: la resiliencia, el diálogo, la sororidad, el ejemplo, la profesionalidad, la valentía, el ser voz… Tampoco se le puede pedir peras al olmo.

Ayer me llegó otro ilustre comentario en redes de un hombre que me decía: “mujer, ya te explico yo el consentimiento”, a raíz del beso forzado a Jennifer Hermoso. Y no deja de sorprender que una amplia mayoría considerase intolerable e inadmisible (y con razón sobrada) las tres palmadas en la cara de un concejal socialista a José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid; pero que cueste tanto que no vean la falta de respeto, contra la libertad y el consentimiento, en el beso forzado a Hermoso. Porque como en el fútbol, asunto de ‘hombres’, entre ellos tienen clarísimo sobre su cuerpo qué sí y qué no. Por eso molesta tanto a algunos que ahora marquemos las líneas. Que tengamos voz propia en el fútbol y en nuestro consentimiento.