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Populismo contra la mujer en la ciencia

Tres futuras informáticas de Barcelona.

Tres futuras informáticas de Barcelona. / Jordi Otix

Gemma Martínez

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«Los hombres se sienten más atraídos por las cosas y las mujeres, por las personas... Es por ello, y no por razones de sexismo o de socialización, por lo que las mujeres son minoritarias» en carreras de ciencias. Esta es una de las múltiples generalizaciones indebidas que profiere el investigador británico Richard V. Reeves en su último libro Hombres, un ensayo populista y provocador que sostiene que los varones de todos los países industrializados sufren un declive económico, psicológico, social y educativo que dificulta la igualdad de género.

Reeves sí acierta en un capítulo en el que reconoce el importante movimiento que ha existido en los últimos años para atraer a mujeres a las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Reeves le atribuye un éxito notable, aunque la paridad todavía esté muy lejos, una paridad que se pregunta si debe esperarse siempre en estos ámbitos. «Probablemente, no».

Su respuesta duele porque toda sociedad avanzada debe exigir que los empleos del futuro y con salarios muy superiores a la media, como son los vinculados a las disciplinas STEM, lleguen a ese 50/50 de forma urgente. Han de ser empleos representativos e inclusivos sí o sí, sin miradas sesgadas y con ambientes de colaboración máxima. En este contexto, las administraciones públicas, las instituciones educativas, las empresas, los padres y los alumnos deben contribuir a que más mujeres estén interesadas en las carreras STEM, sin que ello suponga acabar con la libertad de elección ocupacional a la que toda persona tiene derecho. También han de facilitar que, una vez estén ya en el mercado laboral, puedan desarrollar un desempeño profesional compatible con su vida personal.

EL PERIÓDICO quiere ser parte de este proceso y en esta línea se enmarca la apuesta editorial de septiembre de 8MTodoElAño, centrada en las mujeres programadoras. Entender más como fórmula para combatir las generalizaciones perversas y populistas de autores como Reeves.

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