Negociaciones tras el 23-J
Sergi Sol

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Periodista

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"Pinganillos en el Congreso nunca, Joan"

Las gentes de Puigdemont llamaban 'friki' a Joan Tardà por utilizar el catalán en el hemiciclo, hoy se cuelgan medallas

Joan Tardà Congreso

Joan Tardà Congreso

Lo del catalán en el Congreso es una vieja batalla. En particular para tipos como Joan Tardà y sus compañeros de escaño que pleitearon en solitario durante años. Ni CiU ni el PNV con el euskera consideraron esta cuestión trascendente, pese a que tiene mucho pero mucho que ver con la cacareada España plurinacional o simplemente plural.

Huelga decir que las gentes de Puigdemont llamaban 'friki' a Tardà por utilizar el catalán en el Congreso. La expulsión iba aparejada a un espectáculo bochornoso. Pero no por el hecho de que se echara a Tardà por hablar en catalán, si no porque a ellos les hacía pasar vergüenza la testarudez de Tardà con el catalán. Bueno, algo ha cambiado. Ayer le llamaban 'friki' y hoy se cuelgan medallas.

Por otra parte, los dos grandes partidos españoles no solo no han transigido con la cuestión del catalán en el Congreso durante los últimos 40 años, que se dice pronto. Todo lo contrario, se han mostrado inflexibles. No debería ser ninguna sorpresa que esa haya sido la actitud del PP, ya sea con Aznar o con Rajoy en la Moncloa.

Pero es que en este punto –por lo menos en este–, la posición de los gerifaltes del PSOE ha sido de una oposición sin concesiones. Ahí está la vieja guardia socialista representada por Alfonso Guerra y Felipe González. Siguen en sus trece. Tan patriotas como Feijóo.

De la sensibilidad del PSOE en esta cuestión pueden dar buena cuenta los antaño diputados Joan Puigcercós o Joan Tardà, entre muchos otros. A Tardà aún le resuena en los oídos la categórica negativa del todo poderoso Alfredo Pérez Rubalcaba –vieja guardia como Felipe o Guerra– cuando este cortó de esta guisa la enésima demanda de los republicanos: "Pinganillos en el Congreso nunca, Joan". Rubalcaba tenía tanto de hábil orador como de jacobino. Por mucho que ejerciera en un Gobierno de Zapatero, el más 'progre' de los presidentes que ha tenido España.

Pues bien, lo que ayer era imposible hoy se ha materializado. Ahora con Pedro Sánchez. Claro que igual hay quienes rehusan el pinganillo. Feijóo, en un alarde de patriotismo, ya ha dicho que si de él depende en un futuro manda los pinganillos al cubo de la basura. Y claro está que por decoro vuelve a prohibir el uso del catalán. ¿Pa' qué? En castellano nos entendemos todos.

Reza la Constitución que el catalán, como el resto de idiomas, debe ser objeto de especial respeto y protección. Para Feijóo –y los Felipe, Guerra o Rubalcaba–, eso se traduce en que no se debe poder usar en el Congreso. Solo para hablar con los abuelitos en la aldea. Y lo de la España plural o plurinacional es otro estorbo. El término constitucional de 'nacionalidades' es algo que hay que pasarse por el arco triunfal. Esa parece ser la interpretación jacobina que nada tiene que ver con el espíritu con que los padres de la Constitución redactaron el texto que, reinterpretado por gentes como Felipe –el presidente más jacobino que ha tenido España– se reduce a danzas y costumbres folclóricas. 

En fin, vamos tarde. Si es que vamos, ahora con los posconvergentes golpeándose el pecho y los diputados del PSC que siguen en la inopia como si la cuestión jamás hubiera ido con ellos.

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