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La estrategia de Junts y los votos de ida y vuelta

Junqueras, Puigdemont y Turull,ayer, en el Palau de la Generalitat

Junqueras, Puigdemont y Turull,ayer, en el Palau de la Generalitat

Albert Sáez

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Carlota Camps y Xabier Barrena han adelantado en EL PERIÓDICO, la celebración de una primera reunión de Jordi Turull y Marta Rovira para tratar de fijar una posición común del independentismo ante las negociaciones para la posible investidura de Pedro Sánchez. No es, como pudiera parecer a los ojos de Madrid, una táctica dilatoria. La última palabra la va a tener Carles Puigdemont. Sus demandas son maximalistas desde el punto de vista del PSOE. La aministía no es posible con ese nombre (y según como ni siquiera el indulto previo como ha explicado Ángeles Vázquez) y la autodeterminación es algo que, en todo caso, no puede dar un Gobierno sino un Estado. Pero Puigdemont quiere, sobre todo, distinguirse de lo que ha hecho Esquerra desde la moción de censura del 2018. Por eso, el primer paso que ha encargado a Junts es abrir una ronda de contactos con partidos y entidades independentistas para fijar una posición común, se trata de situar la decisión en clave de país, de manera que el desgaste no sea solo para su partido, de cara a una futura repetición electoral o a las siguientes elecciones catalanas. Tal como está planteando las cosas Puigdemont, esto no va de que Sánchez vaya un día a TV3 y diga, como hizo Aznar, que habla catalán en la intimidad. Por cierto, lo hizo cuatro semanas después de que sus huestes gritaran aquello de "Pujol, enano, habla castellano". 

Algunas voces plantean que la coyuntura de la investidura podría llevar la cosa catalana a la casilla de salida del 2017 cuando el entonces presidente de la Generalitat pretendía usar la palanca del 1-O como base de una negociación con el resto de España. No sería una mala idea siempre y cuando se tuvieran claras algunas cosas. Catalunya no es Junts, a pesar de que lo piensen algunos de sus militantes y votantes además de buena parte de la prensa de Madrid. España no es el PSOE y una solución no lo será de verdad si no participa el PP. Y algún movimiento discreto ha hecho en las semanas previas al 23J. La realidad es mucho más compleja. Un dato que ha elaborado Miguel Ángel Rodríguezaproximadamente el 10% de los votantes del PSC en el Congreso del pasado domingo, eligieron a senadores de Esquerra o de Junts. Unas 120.000 personas practicaron el voto dual entre el socialismo y el independentismo. Un dato que Pedro Sánchez debe retener en su retina porque puede perderlos en una hipotética repetición según lo que haga. Pero que tampoco pueden olvidar Turull y Rovira porque son potenciales votantes de Illa en Catalunya según lo que hagan ahora con la investidura. Sin esa gente no se entiende la complejidad de la situación catalana que requiere mucha política y no solo que un diario se levante un lunes ordenando que los partidos pacten lo que le conviene. Estaría muy bien que la coyuntura sentara las bases de una nueva época en la política catalana, pero desde el realismo. 

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