Llegar y prohibir
La censura cultural por razones ideológicas o morales forma parte de otros tiempos y, visto lo visto, se demuestra cuán frágiles son las libertades en democracia si no las defendemos cada día
¡Cómo pasa el tiempo! Exclamación que dicha a cierta edad te etiqueta de persona mayor; sin embargo, últimamente se la oigo exclamar también a los jóvenes, que son aquellos a quienes les queda mucho tiempo por delante y que el paso de los años les preocupa menos que a mí. Pero ahora yo lo digo porque me doy cuenta de que ya han pasado siete años de aquel episodio en que un juez de Madrid mandó a la cárcel a dos titiriteros por enaltecimiento del terrorismo. En aquellos días hubo mucha controversia con aquello hasta que un año después se archivó la causa. Al cabo de un año, en 2018 un tal Valtònyc, rapero de profesión, huía de España para evitar entrar en la cárcel, también por enaltecimiento del terrorismo. Si no me equivoco, sigue en Bélgica y sin poder entrar en España.
Dos episodios relacionados con gente de la cultura y que lejos de ser casos esporádicos, como hasta ahora, con la recién llegada de Vox parece que pueden sucederse con mayor frecuencia, ya que los motivos de los gobernantes de la ultraderecha son de menor calado que los casos anteriormente citados. Si ya se hacía discutible condenar a titiriteros o raperos por ciertas letras ofensivas para algunos, ahora los de Vox pueden llegar a pro-hi-bir (que mal casa esta palabra con la cultura) por motivos tales como que en una obra de teatro un hombre se convierte en mujer. La obra es de Virginia Woolf, por cierto. También en un ayuntamiento del PP de la provincia de Santander prohíben la proyección de la película 'Lightyear' por besarse dos mujeres.
Parece mentira. Me veo escribiendo esto y me parece imposible que en tan poco tiempo gobernando ya se hayan cometido estas bobadas tan graves, porque la censura cultural por razones ideológicas o morales forma parte de otros tiempos y, visto lo visto, se demuestra cuán frágiles son las libertades en democracia si no las defendemos cada día. Habrá que estar prevenidos, porque esto, me temo, no ha hecho más que empezar.
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