APUNTE

Los partidos del futuro por Jordi Puntí

El estoicismo de los culés

Esperando a un Busquets

Messi, entre la realidad y el deseo

Pedri y Ferran Torres, en el avión del Barça camino de la gira por Estados Unidos.

Pedri y Ferran Torres, en el avión del Barça camino de la gira por Estados Unidos. / FCBARCELONA

Jordi Puntí

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El fútbol se ha jugado siempre en el presente y en el pasado al mismo tiempo. Tenemos memoria y los buenos futbolistas nos hacen revivir el juego que antes nos deslumbró. Comparamos, buscamos similitudes y nos refugiamos en el recuerdo para darnos esperanzas.

Laudrup nos hizo creer en Iniesta, que a su vez nos hace creer en Pedri. Cuánto mayores somos y más fútbol hemos visto, más nos influye a la hora de disfrutar del fútbol actual. Ahora, sin embargo, parece que ya no es suficiente y nos obligan a imaginar los partidos del futuro.

Inmediatez escéptica

Antes con el baile constante de rumores de la pretemporada nos hacíamos unas ilusiones inocentes. La literatura deportiva no escatimaba metáforas: "El Barça bebe los vientos por Simonsen", leíamos, o "El Espanyol suspira por Lauridsen".

Ahora no, ahora las redes sociales imponen una inmediatez escéptica: "Kimmich gusta", "Darder interesa". Además, como todos quieren descubrir a las estrellas del futuro, cada vez se negocia por futbolistas más niños y se compite por el talento incierto con cierta ludopatía.

De Vitor Roque a Endrick

Se publican vídeos de sus mejores jugadas (contra equipos juveniles, de segunda fila) y nos obligan a imaginar cómo serán sus partidos del futuro, insertados en la plantilla actual. Después, ya fichados, la realidad dicta sentencia y hay jugadores que hemos visto más en nuestra imaginación que en el campo —Pablo Torre, por ejemplo-.

Esta quimera es especialmente viva (y ridícula) entre Barça y Real Madrid. Lo vemos con los dos jóvenes brasileños que han fichado: Vítor Roque para los culés y Endrick para los blancos. Hasta hace poco los desconocíamos, pero ahora ya es como si cada partido que juegan en la liga brasileña fuera el Clásico del futuro.

Me recuerda al verano en el que el Barça apostó por Halilovic y el Madrid por Odegaard. Ambos eran grandes promesas, pero la falta de paciencia les diluyó en un montón de cesiones, esperando el gran salto, hasta que los traspasaron. Hoy Odegaard es una estrella en el Arsenal de Arteta. ¿Y Halilovic? El nuevo fichaje del Fortuna Sittard, en la liga holandesa. Sic transit gloria mundi.

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