8M Todo el año: un Mundial poco femenino sin que Vox esté en el Gobierno
Alexia Putellas durnte el viaje de la seleccion española femenina a Palmerston North, campo base durante el Mundial. / Pablo García
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Albert Sáez
Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El PeriódicoNuestra apuesta editorial 8M Todo el año se detiene este mes en el Mundial de Fútbol femenino. Lo vamos a seguir intensamente como hacemos progresivamente con todo el deporte femenino hasta que alcancemos la plena igualdad. En la entrega de este domingo explicamos que este es un campeonato que jugarán las mujeres pero que están dirigiendo los hombres. Una muestra más de los déficits de gobernanza que acumula el mundo del deporte en el que se manejan miles de millones de euros haciendo ver que son pequeñas entidades sin ánimo de lucro. No está claro que tengan que ser las mujeres las únicas que dirijan el deporte femenino. Como también sería ideal que las mujeres también se integraran con plena normalidad en la dirección del deporte masculino. Eso se acercaría al ideal de la plena igualdad.
La política debate mucho estos días sobre la posibilidad de que se retroceda en las políticas de promoción de la igualdad según quien acabe gobernando en España. Este tema es nuclear. Ciertamente, los gobiernos de Felipe González avanzaron mucho en la igualdad de oportunidades que luego dio frutos ya con Aznar en la Moncloa con una acelerada feminización del mercado laboral. Zapatero subió el listón y Rajoy no lo bajó con su conocido pragmatismo. Sánchez en su gobierno en solitario alcanzó la paridad. El lío ha venido con la coalición cuando una parte de la mayoría parlamentaria ha situado el debate de la igualdad de género en el campo de la ideología y no en el de los derechos humanos. Personalmente, pienso que es un error. La igualdad de género depende menos de que exista un ministerio y de que se aprueben más o menos leyes que de que se cumplan las que existen y de que se sustenten en un amplio consenso social que hay que construir más sobre la base de los derechos humanos que sobre el de las ideologías. Por ello también hay que aclarar que, en el marco del acervo comunitario, un partido puede proponer lo que quiera pero no lo podrá hacer.
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