Junts se prepara para volver al Govern
Puigdemont: se ha apoderado de la victoria del moderado Trias para imponer su línea dura y volver a la casilla de salida que acabó con la salida de Jordi Sánchez por pactar con Esquerra
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Albert Sáez
La victoria de Xavier Trias en Barcelona dio apariencia de éxito a los resultados discretos de Junts del 28M. Los alcaldes menos identificados con el independentismo irredento repitieron mayorías y en las localidades donde Esquerra en 2019 forzó pactos no solo alejados del frente independentista sino contra natura, la fuerza de Jordi Turull se recuperó. Y poco más. Pero en la segunda vuelta de las municipales que son los pactos, el saldo es mucho peor. A pesar de su fama de hábil negociador, Turull ha visto como se le escapaban las diputaciones de Lleida y Tarragona, alguna capital de comarca y algunos consejos comarcales además del fiasco de Ripoll. El hecho de que todo se haya sacrificado a dar apoyo a la CUP en Girona, patria chica de Puigdemont, hace sospechar a más de uno que la última palabra en estas negociaciones la ha tenido Waterloo. Por eso, cunde el desánimo estos días entre los miembros de la dirección partidarios de mantener el pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona, que ya prepara la posibilidad de una fórmula como la que le dio la alcaldía.
Mientras, Esquerra parece haber llegado a la conclusión de que contra Junts vivían mejor que solos. Con el horizonte de un gobierno PP-Vox en Madrid, Pere Aragonès ha lanzado un canto de sirena a los de Puigdemont y les ha designado "socios preferentes" en la negociación de los presupuestos de 2024, cosa que ya había hecho en los del 2023 que elaboró un 'conseller' de Junts. De manera que Turull tiene disponible un argumento de emergencia para satisfacer una vez más las exigencias de Puigdemont sin que los pragmáticos den un portazo: pueden quedar fuera de la Diputación porque en nada volverán al Govern y las sillas que se pierdan en un sitio se ganarán en el otro. Así que si el resultado del 23J es equilibrado entre Esquerra y Junts, podemos encontrarnos con su vuelta a la fachada norte de la plaza de Sant Jaume como venganza por haber sido rechazados en la sur. La centrifugadora de Junts se ha puesto definitivamente en marcha con toda la energía positiva y negativa que desprende Puigdemont: se ha apoderado de la victoria del moderado Trias para imponer su línea dura y volver a la casilla de salida que acabó con la salida de Jordi Sánchez por pactar con Esquerra. El voto moderado a favor de la política más convulsa. Me temo que el que "os zurzan" de Trias no iba solo para las bancadas que le aparcaron de la alcaldía, sino también para los irredentos que no le dejaron compartir la silla con Jaume Collboni y las fuerzas vivas de la ciudad que no llamaron a filas a Daniel Sirera.
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