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Apunte

Ponsatí: ruido sin nueces

El retorno de Clara Ponsatí

El retorno de Clara Ponsatí / Elisenda Pons

Jordi Mercader

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Clara Ponsatí fue una protagonista secundaria entre el elenco de dirigentes independentistas del 'procés' y desde el fracaso de la operación ha optado por utilizar la 'boutade' como un sucedáneo de la acción política. Si todo el mundo viera únicamente TV3, la eurodiputada habría alcanzado ya la categoría de heroína nacional, sin embargo, el liderazgo de audiencia de la televisión pública catalana no da para tanto. Así pues, las 'performances' de Ponsati quedan como lo que son, mucho ruido sin nueces.

La eurodiputada se ha ido distanciando de todos porque cree que ninguna de las estrategias vigentes en el independentismo contempla el sufrimiento colectivo exigible para derrotar al Estado. Ella no ha predicado con el ejemplo. Primero eludió el ejercicio de dignidad que la mayoría de sus colegas de Gobierno asumieron al enfrentarse a la cárcel por su desafío de 2017 y después criticó a los indultados por haber asumido una vía de acción que no puede ir más allá de mantener viva la mesa de negociación. Desde la distancia, esperó a que una reforma del Código Penal pactada por sus criticados exsocios de ERC le permitiera volver a Barcelona con un riesgo mínimo. Y a partir de ahí, recuperó el ánimo aventurero, a sabiendas de que, en el peor de los casos, una condena por desobediencia tiene pocas consecuencias para una política sin futuro.

El independentismo es una idea de una gran fuerza emocional y política, por muy difícil que sea demostrar que existe un camino para alcanzarla a corto y medio plazo. Es muy discutible que sea la mejor propuesta para Catalunya, pero es una opción tan legítima como cualquiera otra. En todo caso, el independentismo no desaparecerá por mucha incompetencia que exhiban sus dirigentes; ni siquiera las 'boutades' de Ponsatí desanimarán a los convencidos. Tal vez el juez Pablo Llarena sea la única persona de España y Europa que tenga prisa por juzgar a Ponsatí; para el Estado español este tipo de adversarios son una garantía para su continuidad histórica.  

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