Opinión |
Artículo de Rafael Vilasanjuan

Diario de guerra

Avanzan los rusos coordinados por el escuadrón de mercenarios Wagner, un grupo del que el Kremlin al inicio de la batalla no reconocía vinculación directa, pero ahora ya no esconde que responde únicamente a las ordenes de Putin

Rafael Vilasanjuan

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La guerra continúa con especial dureza en Bajmut convertida ahora en la escala estratégica del conflicto. Hacia el centro de esta ciudad avanzan los rusos coordinados por el escuadrón de mercenarios Wagner, un grupo del que el Kremlin al inicio de la batalla no reconocía vinculación directa, pero ahora ya no esconde que responde únicamente a las ordenes de Putin, por eso se nutre de presos a los que se les conmuta la pena a cambio de acciones suicidas en primera línea.

La información que llega del frente es que las tropas de Ucrania solo pueden resistir, a la espera de que llegue el material prometido y vuelvan a la ofensiva en primavera, mientras las tropas rusas avanzan perdiendo a miles de soldados, bajo la premisa de recuperar esta ciudad a cualquier precio. Lo que está ocurriendo en el frente siempre es difícil de saber.

En la primera guerra mundial se acuñó la frase de que la primera víctima de las guerras es la verdad y hoy a pesar de las redes, de los medios y de la velocidad a la que circulan las imágenes, podemos estar seguros que no nos llega todo lo que pasa, pero Bajmut es un infierno, una ciudad destruida, una población arrasada, una carnicería sin tregua. Pero no será el final.A esta guerra le queda mucho porque hay al menos dos visiones contrapuestas. Ganar la guerra o parar la guerra, no es lo mismo. Mientras lo segundo puede contemplar concesiones, ganar significa llegar hasta el final para no negociar. Para Ucrania no hay dilema. Para occidente parece que tampoco.

Sea por la información que nos llega o por convicción, el último barómetro europeo realizado hace unos días revela que más de un 60% de la opinión considera que Ucrania va a ganar y casi el 70% ve en esta guerra no solo un ataque al país de la frontera, sino una afrenta directa a Europa. Es decir que Ucrania defiende las fronteras de la OTAN, y los valores de occidente. Por eso la toma de una ciudad, por estratégica que parezca, no va a decantar una contienda a la que le quedan muchas batallas. Es invierno y sigue la guerra.

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