Ciencia ficción ¿o realidad?
Futuro y presente: cine, literatura y cómic de ficción dibujan escenarios que se diluyen y confunden con modelos y sucesos científicos reales
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Leonard Beard
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Jordi Serrallonga
Arqueólogo, naturalista y explorador. Colaborador del Museu de Ciències Naturals de Barcelona.
«¡Presentamos el coche del futuro!», repetían, cada año, las noticias sobre el Salón del Automóvil. Pero ¿cómo un vehículo futurista podía existir en el presente? Éramos críos, crecimos y esos coches no han circulado jamás. El delirio visionario, en tiempos de vacas gordas, chocó con la necesidad de adaptarnos a un medio real cuya evidencia negábamos: desde el cambio climático a las crisis energética y económica. Es cierto que tampoco acertamos con el monopatín volador de 'Regreso al Futuro 2' (¡aparecía a la venta en 2015!); aunque, a diferencia del Salón del Automóvil, esta saga ochentera de ciencia ficción no pretendiese sentar cátedra tecnológica sino divertirnos.
Otras veces, la ciencia ficción se diluye con la ciencia real. Hallamos ejemplos en el cine, pero también en la literatura y el cómic. Algunos de estos relatos incluso despertaron los fantasmas de un servidor. Así, mientras que licántropos y alienígenas se me antojaban inofensivos –permanecían encerrados en la fantasía–, todo cambió con la lectura de 'Frankenstein o el moderno Prometeo', de Mary Shelley. Devoré la novela decimonónica a medida que descubría un miedo atroz. Y no por la presunta fealdad o conducta de la criatura diseñada por el doctor Víctor Frankenstein, sino por las responsabilidades que comporta la creación de vida mediante técnicas artificiales. Un debate bioético que se acrecentó tras el visionado de 'Blade Runner' (imposible olvidar las palabras finales del replicante interpretado por Rutger Hauer) y que culminó con la clonación de la oveja Dolly, en 1996.
Abogo por el avance científico, aunque me opongo a su mal uso con fines comerciales. Es el caso de las noticias sensacionalistas sobre la carrera para clonar el mamut: un reclamo mediático que no habríamos de confundir con los logros sobre ADN fósil y desextinción, o la investigación genética y sus aplicaciones en medicina. Y es que semejante resurrección implicaría la clonación de un 'monstruo': el híbrido producto del material genético recuperado y manipulado de mamut extinto y el óvulo de un paquidermo vivo. Experimento donde una elefanta asiática prestaría –no voluntariamente– su útero para el desarrollo del embrión; un peligroso e inútil capricho sin interés zoológico ni conservacionista. Algo demasiado próximo a la pesadilla de Shelley.
¿Y que ocurrió con el estreno de 'Her', en 2013? La película quiere llevarnos a un futuro cercano; pero resulta tan reconocible que, lejos de sumergirnos en una cinta de ciencia ficción, nos convierte en espectadores de un 'biopic' sobre la sociedad en la que ya vivimos. Personas que, por encima de expresar emociones con otros humanos, se relacionan con sus sistemas operativos. Por supuesto que nuestras Alexa y Siri son asistentes personales que todavía distan de la inteligencia artificial de Samantha (con la voz de Scarlett Johansson en la versión original), pero seguro que hemos visto a familiares o conocidos que interactúan más con sus máquinas que con sus congéneres biológicos. Así, cuando Theodore (Joaquin Phoenix) se enamora de Samantha, no nos parece extraño ni lejano. ¿Otro mundo de ficción que ya es real?
La escritora Ann Nocenti y el dibujante David Aja, en el cómic 'Semillas' (Astiberri, 2021), describen una distopía en la que la humanidad, aferrada a la esperanza tecnológica, agoniza tras haberse despreocupado de la naturaleza. Los autores de ciencia ficción se mueven por escenarios que, desde hace años, ya habían avanzado científicos y científicas: cambio climático, crisis energética, aparición de nuevas epidemias, pérdida de biodiversidad. Sin ir más lejos, durante la pasada edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Sitges, topé con un magnífico programa plagado de filmes de ficción cuyas tramas se desenvolvían –y más al paso que vamos– en el contexto de graves problemas medioambientales y sociales futuros: 'After Yang', 'Polaris', 'Rubikon', 'Slash/Back', 'Tropique' o 'Vespe'r. Quizás por ello fue muy interesante la propuesta del director Paul Urquijo. En su cinta fantástica 'Irati' reivindica las leyendas y sabiduría de los antiguos aborígenes del bosque de Irati (Navarra). Sin duda, en la naturaleza radica la historia, biología y supervivencia reales.
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