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Un tributo a las (buenas) empresas

Gala de entrega de los Premios Empresa de l'Any

Gala de entrega de los Premios Empresa de l'Any / FERRAN NADEU

Albert Sáez

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Cuando la sociedad va mal, las empresas van mal. Y al revés. Desde el año 2008 vivimos en la zozobra. Primero por la crisis financiera, después por la subsiguiente crisis económica y de los servicios públicos, luego por las tensiones territoriales, más tarde la pandemia y, finalmente, la guerra y el consiguiente virus de la inflación. En este largo periodo de tiempo, muchas empresas han cerrado. Algunas porque eran simples estructuras de lucro financiero. Otras porque no estaban bien cimentadas. Muchas porque las condiciones del mercado en el que actuaban han cambiado radicalmente por la digitalización o la globalización. La mayoría han resistido y muchas se han creado de nuevo y han logrado consolidarse en este contexto de incertidumbre.

De empresarios, como de políticos, periodistas o intelectuales, los hay de muchos tipos. Pero me quedo con una frase de Carlos Bertomeu, galardornado este lunes por EL PERIODICO como Empresario del Año: "Las buenas empresas las hacen buenas personas". Y ¿qué es una buena empresa? Pues la que promueve el progreso de las personas sin cargarse el planeta. Al menos este es nuestro punto de vista y con el que hemos promovido este premio que se une a los que entregamos desde hace 42 años en la gala de la Empresa del Año que este año recayó en Puig, la marca internacional de perfumería y cosmética con sede en Barcelona. El premio a la empresa más sostenible recayó este año en Familia Torres, que se ha comprometido a tener cero emisiones de CO2 en el año 2040 y progresa adecuadamente hacia esa meta. El premio a la empresa más inclusiva fue para Ampans, que apuesta por dar trabajo a personas con discapacidad con un proyecto solvente, mientras que el premio a la Empresa Familiar fue para Catalana Occidente, que acaba de realizar su relevo generacional. El reconocimiento a la empresa más innovadora fue en esta ocasión para Inbrain, que se dedica a investigar el uso del grafeno con finalidades terapéuticas, mientras que el premio a la internacionalización fue para Agrolimen. 

La fiesta de este año ha sido también un tributo a todas las empresas por su implicación en este 2022 marcado por la guerra en Ucrania. Una implicación que, pese a los ataques de los populismos de uno u otro signo, ha contribuido a la cohesión de nuestra sociedad. La resiliencia, que destacaron todos los políticos que intervinieron en la entrega de premios, se organiza en torno a las empresas, a las que son responsables, que son la mayoría, y merece la pena reconocerlo como hacen estos premios. 

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