Un sofá en el césped

La 'nueva era' del Barça, entre la pausa y la siesta

Pedri Gonzalez of FC Barcelona in action during the spanish league, La Liga Santander, football match played between Atletico de Madrid and FC Barcelona at Civitas Metropolitano stadium on January 08, 2023, in Madrid, Spain. Oscar J. Barroso / Europa Press

Pedri Gonzalez of FC Barcelona in action during the spanish league, La Liga Santander, football match played between Atletico de Madrid and FC Barcelona at Civitas Metropolitano stadium on January 08, 2023, in Madrid, Spain. Oscar J. Barroso / Europa Press / Oscar J. Barroso / Europa Press

Josep Maria Fonalleras

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Pocas veces se habrá accedido al liderazgo con tanta tristeza. Bueno, exagero. Tristeza es la de este lunes, cuando aparece enero como un enorme batracio a punto de devorarnos después de tanta algarabía. Más que tristeza, pues, desengaño, decaimiento. Después de veinticinco minutos eléctricos (presión tras pérdida, jugadas trenzadas, el magnífico gol de Dembélé), con un Atlético desarbolado, llegó una modorra que se extendió durante el segundo tiempo y hasta los instantes finales, cuando Savic y Ferran Torres jugaron al Club de la Lucha y cuando San Araújo sacó ese pie que nos evitó otro bochorno. En las habituales lecciones del Xavi que se viste de analista en la sala de prensa, como si la cosa no fuera con él, últimamente ha habido dos mensajes clave: “Hemos concedido” (en defensa) y “ha faltado contundencia” (en ataque). El resumen: “Hemos fallado en las áreas”. Gracias al azar (y, repito, al pie milagroso del uruguayo) esta vez resulta que no se habrá fallado y el Barça podrá volar tranquilo a Riad para intentar ganar una Supercopa que, la verdad, hoy por hoy vuelve a sobrar. 

¿Tranquilo? Con tres puntos de ventaja, eso sí, pero con esa sensación de una cierta melancolía que llevamos a cuestas desde que se acabó el Mundial y volvimos al fútbol de cada día. En el publirreportaje elaborado por Barça Studios, esa especie de profecía autocumplida y muy deseada que se concreta en el título – “Barça: A New Era” – se habla de “fomentar el optimismo entre la afición culé”, a partir de la idea de una regeneración que acabe con el mal fario de las últimas temporadas. Lo primero que pensé es que, a estas alturas, quizás es un poco precipitado hablar de una “era nueva”, porque todo está muy verde. Y si se trata de insuflar alegría, lo mejor es dejarse de promociones de autobombo y demostrar en el campo, de verdad, que las ideas se concretan en el césped. El mismo Xavi dice renunciar al “notable” y reconoce que en el Barça solo existe el “excelente”, una nota a la que no se accede por un resultado escuálido en el Wanda o el Civitas o como se llame ahora el estadio de los colchoneros, o por atravesar la cuerda floja ante el precipicio del Intercity, o por un misérrimo empate ante el Espanyol, sino que se consigue con lo que el entrenador desea en su arenga en “A New Era”: “Me gustaría que la gente diga que ha disfrutado mirando el Barça”. 

Disfrutamos por momentos, como si alguien administrara el disfrute futbolístico como si fueran píldoras homeopáticas. Con poco, ya basta. Puede que la nueva era acabe significando eso: ir con lo justo, frenar en seco, aguantar como sea, vivir con el agua al cuello y acabar líderes por los pelos. Sin alegrías. En fútbol, una cosa es la pausa (véase la colosal jugada de Pedri para el gol) y otra es la siesta. Vivimos unos días de siestas preocupantes, y más si tenemos en cuenta que jugadores tan decisivos para el futuro como Araújo o Gavi viven en la fragilidad de un contrato que se acaba o en la incertidumbre de una ficha del filial.

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