El baile nupcial de los presupuestos
Aunque habrá un ‘sí’ socialista como una catedral después de que todos aprovechen la atención mediática para lanzar mensajes al electorado, no es un baile inútil o carente de interés
Xavier Bru de Sala
Escritor y periodista.
No se trata de saber el final, porque habrá un ‘sí’ socialista como una catedral, sino de aprovechar la atención mediática para insistir en los mensajes al electorado. Cada cual al propio, ambos al que tal vez podrían compartir. En tiempos de descrédito de los políticos y de resignación general ante las frustraciones que arrastramos y las incertidumbres que nos amenazan, los partidos hacen lo que convenga para llamar la atención. De ahí que los presupuestos todavía no se hayan aprobado, porque una vez pasado el trámite parlamentario, los que han exigido modificaciones y los que todavía las exigen quedarán a la sombra todo un año mientras el gobierno de Aragonès sacará pecho exhibiendo un sobrado apoyo parlamentario.
No se trata de un baile nupcial inútil o exento de interés, por supuesto. Los socialistas, en un afán por ocupar alguna parte del espacio de la antigua Convergència, se muestran a favor de los grandes proyectos que las izquierdas rechazan. Por otro lado, en un mensaje divergente destinado a los votantes que les abandonaron por Cs y todavía no han acabado de volver, ponen pegas a las delegaciones exteriores como si todavía fueran un instrumento para la independencia. No sería extraño, dado que el baile es de dos pero la aprobación será cosa de tres, que los 'comuns' amenacen con volver a la casilla de salida con cualquier excusa. Todo para volver a aparecer en la foto. Incluso JxCat asoma con el tema del catalán para que no se diga que son una panda de inútiles abonados al fuera de juego permanente.
Cansados de tantas exigencias del PSC, los de ERC amenazan con un baile en solitario en medio de una Cámara donde no dejan de ser poco más que exigua minoría. No es que les falte poco para los 68 votos, es que disponen de menos de la cuarta parte de los 135 escaños del Parlament, como no les gusta que les recuerden. Pero su desiderátum es gobernar como si tuvieran más del doble.
No se trata de una quimera. Con los 'comuns' han intercambiado cromos. Presupuestos del ayuntamiento barcelonés a cambio del voto favorable a los que presenta ERC, siempre con sello y marchamo de cada muleta auxiliar. La diferencia es que si en el consistorio la suma de ERC y Comuns arroja mayoría absoluta, en el Parlament no llega ni de lejos. Intercambio desigual. Los 'comuns' tienen menos diputados que la CUP y que Vox. Esto hace que, descartado de entrada el voto favorable de Junts, el PSC tenga la clave de la gobernabilidad catalana. La tiene, la enseña, la luce, la ostenta, la exhibe. Que todos den cuenta, que nadie lo dude. La suma de ERC más PSC está a dos escaños de la gran mayoría. Con los 'comuns' a favor ya está todo resuelto, y aunque se abstuvieran. Ahora bien, la pregunta que más vale no hacer a Salvador Illa es la siguiente: ¿dispone de margen para decir que no a los presupuestos, como amenaza la portavoz Alícia Romero? Mucho margen para apremiar, sí. Pero ninguno para reventar el idilio entre Pedro Sánchez y ERC.
Baile nupcial pues, con una característica poco común entre las especies que lo practican. Los caracoles, pongamos por caso, que pese a su lentitud forcejean a ver quién hace de macho. En el nuevo oasis catalán hay dos gallos y gallinas asustadas. Pero los gallos no se pican la cresta. Este combate está arreglado bajo cuerda. Hay tongo pero no engaño. Pocas dudas sobre las próximas nupcias en el Parlamento. Cero pantomima en los temas estrella. Hard Rock, El Prat, B-40. Si todavía hay gente que quiere saber cuál de los dos gallos favorecerá más sus intereses, observarán cómo los socialistas impulsan los grandes proyectos, o pleitean para que sean impulsados, mientras los de Esquerra disimulan. Proyectos grandes pero también polémicos. Impulsarían la economía pero nos hacen quedar mal. No se trata de sacarlos o no adelante, que los presupuestos no dan para tanto, sino de ponerse a favor y no en contra. Así explotan los socialistas el complejo republicano de no ser lo bastante de izquierdas.
El ‘sí’ que preparan los socialistas quiere presentarse como un ‘sí’ a los presupuestos socialistas. El Govern solo se encargará de ejecutarlo, como si dijéramos. De los republicanos depende que el baile acabe de una vez. Que digan que sí a todo, que firmen, que luego tendrán un año entero para salir solos en la foto.
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