Opinión |
Ágora

Barcelona, del lado de los derechos humanos siempre

La ciudad no puede seguir hermanada con Tel-Aviv, la capital de un país que vulnera los derechos humanos de la mitad de la población

Funeral of Palestinian killed by Israeli forces in West Bank

Funeral of Palestinian killed by Israeli forces in West Bank / MOHAMAD TOROKMAN

Alba Legide y Arés Perceval

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Defender los derechos humanos nunca ha sido fácil. Las luchas suelen ser contra las élites, y estas no quieren perder sus privilegios. Figuras que ahora son veneradas eran criminalizadas en su tiempo. Nadie hoy se atreve a cuestionar a Nelson Mandela, quien había sido considerado un terrorista y estuvo 27 años en prisión. Angela Davis fue la mujer más buscada por el FBI. Y sufragistas como Emmeline Pankhurst fueron repetidamente detenidas durante sus vidas. Hechos que ahora son evidentes, antes eran discutidos.

Más de un centenar de entidades que luchamos por la vivienda digna, los derechos LGTBI, por vidas libres de racismo o violencias machistas, por la justicia climática o los derechos laborales nos hemos unido ahora también para pedir al Ayuntamiento de Barcelona que ponga fin al hermanamiento con Tel-Aviv, hasta que Israel respete el derecho internacional y las resoluciones de Naciones Unidas. Barcelona, una ciudad global conocida por sus políticas progresistas, no puede seguir hermanada con la capital de un país que, sistemáticamente, vulnera los derechos humanos de la mitad de la población. Nos añadimos así al reclamo de grandes organizaciones como Amnistía Internacional que, en su último informe, recomiendan a las instituciones que no den ningún apoyo o asistencia al ‘apartheid’ israelí. Como capital del país, la ruptura con Tel-Aviv tendría un fuerte carácter simbólico, especialmente en un momento en que el gobierno de Israel está más anclado a la ultraderecha que nunca.

Solo el pasado 29 de noviembre, Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, Israel asesinó a cinco personas en 24 horas: Mufeed Ekhleel (44 años), Jawad y Thafer Rimawi (21 y 22), Rani Abu Ali (45) y Ra'ed Na'san (21). El viernes 2 de diciembre, un soldado israelí asesinó a sangre fría a Ammar Mifleh (22) a plena luz del día en las calles de Hebrón. Y no ha habido consecuencia alguna.

En la Franja de Gaza, comparable en tamaño con la comarca del Maresme, hay dos millones de personas, de las cuales la mitad son niños. Allí Israel controla todo lo que entra y sale. En Cisjordania, aproximadamente tres millones de palestinos viven bajo una ocupación militar que determina sus vidas. Dentro de Israel, las personas palestinas sufren más de 60 leyes que niegan sus derechos. Según la organización palestina Badil Resource Center for Palestina Residency and Refugee Rights, hay aproximadamente 8 millones de refugiados palestinos en todo el mundo, que no pueden regresar a sus tierras.

Cada faceta de la existencia palestina está controlada por Israel con el propósito de mantener la dominación y opresión de un grupo racial sobre otro, lo que constituye claramente un crimen de ‘apartheid’. Israel comete este crimen gracias a la complicidad internacional y, a su vez, se hace un lavado de cara gracias a la normalización de sus vínculos con ciudades como Barcelona. Las organizaciones con las que trabajamos en múltiples proyectos de educación, salud, artísticos o productivos, nos han pedido que dejemos de tener estos vínculos con Israel porque será así como se le aislará internacionalmente, hasta que se vea obligado a cambiar sus políticas, tal y como ocurrió con el ‘apartheid’ en Sudáfrica. Por eso impulsamos una campaña de participación ciudadana. Se necesitan 3.750 firmas para poder abrir este debate en el pleno del ayuntamiento.

Que defender hoy la justicia, la libertad y la equidad para el pueblo palestino sea algo perseguido y criticado, en pleno siglo XXI, solo se explica por la profunda islamofobia y el racismo sistémico que sufren las personas árabes y musulmanas, pero sabemos que cada vez son menos las que defienden los crímenes de Israel. Los vecinos y vecinas de Barcelona hemos demostrado ampliamente, y en numerosas ocasiones, nuestro compromiso contra la guerra y la ocupación israelí, y en favor de la paz en Palestina. Con esta iniciativa queremos traducir ese anhelo de paz en medidas concretas de presión sobre Israel para que se respeten los derechos del pueblo palestino, y para que este pueda vivir en paz y dignidad, en su tierra.